Vinculan a narcos gallegos con el mayor alijo de la historia: 9.570 kilos de cocaína

Las autoridades sostienen que los dos grandes clanes activos de las rías están detrás del descomunal cargamento incautado el jueves en el puerto de Praia (Cabo Verde) ▶La droga, que fue incinerada este domingo, tendría un valor de 300 millones de euros en el mercado ilícito

El alijo de cocaína fue incinerado este domingo. POLICIA JUDICIÁRIA DE CABO VERDE
photo_camera El alijo de cocaína fue incinerado este domingo. POLICIA JUDICIÁRIA DE CABO VERDE

Fardos de droga. POLICIA JUDICIÁRIA DE CABO VERDEUn dispositivo coordinado por el Centro de Análisis de Operaciones Marítimas de Narcotráfico (MAOC-N) con sede en Lisboa desembocó con la aprehensión del mayor alijo de cocaína jamás incautado en un único barco en la historia del Atlántico oriental –en la imagen anexa–. La investigación, que contó con aportaciones de las fuerzas de seguridad de Irlanda, Francia, Italia, Portugal y España y el apoyo de la Drug Enforcement Administration (DEA), sirvió para retirar del mercado 9.570 kilos de cocaína.

La droga –que fue incinerada este domingo–, según sospecha la Brigada Central de Estupefacientes, iba a ser recogida en altamar por integrantes de los dos grandes clanes gallegos que permanecen en activo en las Rías Baixas en algún punto pactado entre el archipiélago de Cabo Verde y el África continental.

Las autoridades trabajan ahora para vincular el alijo con las citadas organizaciones, tal y como hicieron a partir de octubre de 2017, cuando lograron acreditar que los 4.000 kilos del carguero Thoran pertenecían a Sito Miñanco.

El carguero que transportó la droga. MARINE TRAFFIC - EserLa caída de la droga se produjo en el puerto de Praia, en el archipiélago de Cabo Verde. Los organismos internacionales tenían constancia de la partida del carguero Eser –en la imagen anexa–, un robusto navío de cerca de 100 metros de eslora por 14 de manga de bandera panameña, que había recogido una importante cantidad de cocaína en las costas sudamericanas. Su trayectoria ya fue de lo más sospechosa: partió de un puerto español (Ceuta) a principios de diciembre y, sin tocar dársena alguna al otro lado del Atlántico, emprendió un largo camino de vuelta. También sorprendió la escasez de tripulación, apenas doce súbditos rusos, hombres de paja que cobrarían una comisión por realizar el trabajo sucio. Una vez más, gallegos y colombianos apostaron por personas de Europa del Este para esa fase del narcotransporte, una circunstancia cada vez más habitual, como lo es la presencia de grupos marroquíes y holandeses relacionados con todos los anteriores, compartiendo gastos y riesgo.

De los doce tripulantes del Eser solo once fueron detenidos. El duodécimo falleció a bordo (un ejemplo más de las lastimosas condiciones que suelen afrontar los tripulantes de estos narcobuques). Precisamente las gestiones precisas por el fallecimiento de esta persona fueron las que condujeron al buque al puerto caboverdiano de Praia, donde fue apresado por la Polícia Judiciária.

Agentes portugeses y franceses, además de las Fuerzas Armadas de Cabo Verde y la Polícia Marítima, apoyaron directamente a los funcionarios locales en el operativo. La Brigada Central de Estupefacientes también envió personal para continuar con las pesquisas sobre el terreno.

En cuanto al destino de la cocaína, valorada en 300 millones de euros y que se ha convertido en el mayor alijo de la historia en el Atlántico oriental, la Policía tiene claro que los narcos gallegos, tal vez en alianza con magrebíes y holandeses, tenían previsto efectuar el trasvase a embarcaciones más pequeñas (se desconoce si planeadoras o pesqueros), antes de la llegada del Eser a su destino. Oficialmente, el barco se dirigía a Tánger. La idea de los narcos era vaciarlo para que entrase limpio en suelo marroquí e introducir la cocaína por las vías tradicionales: un pesquero que llega a puerto entre tantos otros que faenan legalmente o bien una lancha rápida que consigue eludir los controles aduaneros europeos.

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