El Xacobeo 2022 coge fuerzas en la Ofrenda de Traslación de los restos del Apóstol

Bugallo ejerció como delegado regio y llamó a no dar por terminada la crisis sanitaria y combatirla desde la "responsabilidad individual"
Ceremonia de la Traslación del Apóstol en la Catedral de Santiago del año 2021. CATEDRAL DE SANTIAGO
photo_camera Ceremonia de la Traslación del Apóstol en la Catedral de Santiago del año 2021. CATEDRAL DE SANTIAGO

La ceremonia de la Ofrenda de Traslación de los restos del Apóstol que, como cada 30 de diciembre, se celebra en Santiago, ha estado marcada por un llamamiento a continuar combatiendo desde la "responsbilidad individual" una crisis sanitaria todavía latente que deja consencuencias en el plano social, económico y también en la salud mental de la población.

Así lo ha resaltado en su ofrenda el delegado regio, responsabilidad que este año ha asumido el alcalde de Santiago, Xosé Sánchez Bugallo, quien ha invitado a la ciudadanía a "no fiar únicamente" la salida de la pandemia a las restricciones impuestas desde los gobiernos.

Antes de la entrada en la basílica para el inicio de celebración, el regidor compostelano ha pasado revista a las tropas y ha saludado a las autoridades, entre las que se encontraba la ministra de Industria, Comercio e Industria, Reyes Maroto; el presidente del Parlamento autonómico, Miguel Ángel Santalices, todos los miembros del Gobierno gallego (salvo su presidente, Alberto Núñez Feijóo, que ha reducido agenda por un contacto estrecho con un positivo en covid) y el delegado del Ejecutivo estatal en Galicia, José Miñones.

El regidor compostelano ha iniciado su ofrenda con unas palabras de reconocimiento a los reyes de España, a quienes ha agradecido su "apoyo" a los "símbolos más universales" de la ciudad de Santiago, el Camino y la Catedral, expresados, según Bugallo, con la presencia en las ceremonias del 25 de julio de los últimos dos años.

"Cuando pensábamos que el covid ya casi era cosa del pasado, esta enfermedad obstinada y tenaz vuelve para recordarnos nuestra fragilidad"

A continuación, se ha detenido en la rehabilitación acometida durante los últimos años en la basílica compostelana, el trabajo "de mayor complejidad" de los llevados a cabo en los ocho siglos de historia de la Catedral y ha agradecido la implicación de las administraciones y entidades privadas implicadas en la restauración del templo.

"El resultado ha sido excelso y permitirá a esta joya del patrimonio mundial encarar el futuro con renovada fuerza y belleza para acoger en su seno a los millones de peregrinos y de fieles que están por llegar", ha señalado Bugallo, que ha puesto la restauración de la Catedral como ejemplo "de lo fructífera que resulta la colaboración institucional entre administraciones y entre lo público y lo privado, y los enormes beneficios que ello reporta a la ciudadanía".

Tras una primera parte de su ofrenda en lengua castellana en la que también se ha referido a la reunión del Real Patronato de Santiago reunido el pasado 25 de julio, Bugallo ha pasado a un segundo tramo de su intervención ya en gallego en la que se ha detenido en la crisis sanitaria y social provocada por la pandemia de covid-19.

"Cuando pensábamos que el covid ya casi era cosa del pasado, esta enfermedad obstinada y tenaz vuelve para recordarnos nuestra fragilidad", ha manifestado el alcalde, que ha apelado a "seguir luchando sin desfallecer" para actuar contra la pandemia "con responsabilidad individual sin fiar únicamente un resultado satisfactorio a las medidas restrictivas establecidas por las autoridades".

"Vivimos en una sociedad global donde se respeta la libertad individual, pero esta no debe poner en riesgo la salud del resto de la ciudadanía, ni comprometer la viabilidad del sistema sanitario gallego"

Con un recuerdo a los fallecidos por el virus, Bugallo ha dado paso a un alegato a favor de "la esperanza" para terminar con esta situación, la vacunación. Así, ha lamentado que un año después de las primeras inoculaciones todavía existan "muchas" personas sin vacunarse y ha apelado a "no olvidarse" de los países sin acceso a las vacunas.

"Vivimos en una sociedad global donde se respeta la libertad individual, pero esta no debe poner en riesgo la salud del resto de la ciudadanía, ni comprometer la viabilidad del sistema sanitario gallego", ha incidido Bugallo, que también ha alertado de otros efectos de la pandemia, como las dificultades en el plano económico para familias y empresas o el impacto sobre la salud mental de la población tras casi dos años de "incertidumbres, restricciones y pérdidas".

Más allá de la crisis sanitaria, el alcalde ha puesto el foco en otras problemáticas que "si bien parece que pasaron a un segundo plan por culpa de la pandemia" pero que "tienen que seguir" preocupando a la sociedad, como la violencia machista, el desempleo, el cambio climático, las desigualdades económicas o la situación de los trabajadores de la planta de Alcoa en San Cibrao.

Sánchez Bugallo concluyó su ofrenda al Apóstol pidiéndole que cuide especialmente de aquellos que se dedican "a cuidar" a la población, los profesionales sanitarios, aquellos que "vivieron y siguen viviendo más de cerca las consecuencias de la covid". "Cuidado de todas y todos nosotros", ha apostillado.

"La fe no podemos reconducirla a categorías puramente racionales y naturalistas"

DEFENSA DE LA "IDENTIDAD CRISTIANA". Tras la ofrenda, en su homilía, el arzobispo de Santiago, Julián Barrio, ha hecho una defensa de la "identidad cristiana" que "comporta siempre un contraste vivo con las actitudes de quieens se acomodan a las realidades de este mundo y se rigen por el saber humano y no por la sabiduría de Dios".

"En una sociedad plural el cristianismo no puede replegarse sobre sí mismo o defender agresivamente la propia identidad. Alejarse para distinguirse no es bueno", ha aseverado Barrio, que ha incidido en la necesidad de "no confundir la inquietud del corazón con la ansiedad desnortada" pues "es la voluntad de Dios" y "no" los "deseos" personales los que deben orientar a las personas viviendo "con altura espiritual y no encerrándose en sus propias contradicciones".

"La fe no podemos reconducirla a categorías puramente racionales y naturalistas", ha añadido el arzobispo, quien ha apelado a "recuperar la confianza" con base en un "horizonte moral" como vía para hacer rente a la "crisis sanitaria, económica y psicológica" que atraviesa la sociedad en estos momentos.

"Es un urgente recuperar el sentido trascendente de la vida, la visión de futuro, la corresponsabilidad, y la fraternidad que fundamentan la confianza en los distintos ámbitos de la vida. No podemos construir una sociedad diferente con gente indiferente. Hay problemas que no pueden resolverse sin la aportación del pensamiento religioso", ha remarcado Julián Barrio.

La tradición cuenta que la Reina Lupa, soberana de las tierras, envió tropas en persecución de la comitiva apostólica, que fue salvada por un milagro que ahogó a los perseguidores en las aguas del río Tambre

TRADICIÓN. La ceremonia que ha albergado este lunes la iglesia conventual de San Francisco recuerda el traslado de los restos del Apostól desde el puerto de Jaffa (Jerusalén) hasta las costas gallegas, en donde fueron desembarcados en el puerto de Iria Flavia (Padrón).

La tradición cuenta que la Reina Lupa, soberana de las tierras, envió tropas en persecución de la comitiva apostólica, que fue salvada por un milagro que ahogó a los perseguidores en las aguas del río Tambre.

La Reina Lupa quedó asombrada por este hecho y ofreció su ayuda a los discípulos para que pudiesen soterrar los restos del Apóstol, que fueron trasladados por un carro tirado por bueyes que, al azar, buscaron el lugar para el reposo del hijo de Zebedeo.

Tras detenerse, según la leyenda, en la fuente de la actual Rúa do Franco, los bueyes continuaron su camino hasta quedar inmóviles en el lugar que, desde entonces, se denomina Libredón, donde se enterró y quedó en el olvido hasta su posterior descubrimiento en 813.

Fue el Rey Alfonso VI quien realizó, en 1109, la primera ofrenda de Traslación, entregando una docena de talentos de oro y otra de marcos de plata. En 1642 esta ceremonia se institucionalizó con carácter definitivo y, desde entonces, el rey de España o un delegado regio lleva a cabo la ofrenda.

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