Bután corona al rey más joven del mundo

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Bután, un remoto país del Himalaya inmerso en una lenta y peculiar transición democrática, entronizó a su quinto rey, Jigme Khesar Namgyel Wangchuck, que con 28 años se ha convertido en el monarca más joven del mundo.

Con el canto de sutras o versículos budistas de fondo, el rey saliente, Jigme Singye, posó sobre la cabeza de su hijo la tradicional corona con forma de cuervo que lo encumbró como el quinto dragón de la dinastía Wangchuck.

Regalos y bailes
El primer ministro, Jigme Thinley, y otras autoridades entregaron al monarca pequeños objetos simbólicos como una rueda del dharma o ley natural, un elefante símbolo de la fortaleza y un caballo signo de la velocidad.

Los monjes le han ofrecido incienso, frutas y conchas marinas en la pequeña sala, con la presidenta india, Pratibha Patil, como único jefe de Estado presente, aunque una visita de este nivel no se producía desde hace 20 años.

El joven monarca pudo deleitarse también con los bailes de grupos étnicos de diferentes regiones de Bután, un país con unos 600.000 habitantes que desde hace años lucha por mantener su homogeneidad cultural y religiosa.

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