"Mi hija Olivia mamó lo de ser actriz, monté la función dándole el pecho"

Actriz, bailarina, gimnasta, presentadora... a la gallega María Castro no hay quien la pare y ahora está de gira en su tierra con la obra La coartada : este viernes a las 20.30 horas en el Teatro Colón de A Coruña, el día 17 en Vigo y el 19 en Pontevedra
La actriz viguesa María Castro PABLO ABAD
photo_camera La actriz viguesa María Castro PABLO ABAD

NATURAL como la vida misma, así es María Castro  (Vigo, 1981), una actriz que a pesar de haber ganado un Ondas y triunfar en varias series y en el teatro, sigue conservando la esencia de aquella niña que veía la tele y soñaba con hacerse un hueco entre las tablas. 

Es viguesa de nacimiento, pero lucense de corazón...
¡Por supuesto! Mis raíces son lucenses por parte de madre y me encanta ir al San Froilán, es una fiesta a la que no falto. A la tierra lucense le guardo un cariño muy especial y me apasiona conectar con ella porque siempre respiro mucha paz y calma cuando paseo por la muralla. De hecho, cuando era niña, todas las Navidades las pasábamos en Lugo con mi familia, los Jato de Lugo, que somos muchos. Es más, mis hermanos nacieron allí, pero a mí me tocó en Vigo, otra ciudad que adoro. 

Me encanta ir al San Froilán, es una fiesta a la que no falto. Le tengo mucho cariño a Lugo, siempre que paseo por la muralla respiro mucha paz"
 

Está inmersa en la gira de La coartada que ha vivido con su hija Olivia entre las tablas. ¿Fue duro?
Cuando arranqué la gira Oli no tenía ni cuatro meses y monté la función dándole el pecho literalmente. Mi compañero Miguel Hermoso me decía: ‘Si algún día te dice que quiere ser actriz porque  lo mamó va a ser literal’ (risas). Así fue, salí adelante gracias a mi padre y mi familia, que me ayudó.

De hecho la obra gira en torno a la maternidad. ¿Ha empatizado mucho con el personaje?
La función arranca del sentimiento más puro de una madre a la que le arrebatan lo que más quiere: su hija. ¿Si no hubiera sido mamá podría haber interpretado el papel? Supongo que sí, pero no sabes lo que sientes al ser mamá hasta que lo vives, por mucho que te lo cuenten, es un sentimiento demasiado auténtico. Así que creo que ser madre de Maia y Olivia me ha ayudado en este papel porque solo he necesitado rascar por debajo de mi piel para que surgiese.

En Instagram se define como "actriz, mami a tiempo completo y bloggera a ratos". Pero es una influencer natural, sin postureos.
Yo intento mostrar mi realidad. Creo que enmascarar las cosas no tiene ningún sentido porque luego la gente las vive y se siente estafada. A mí, por ejemplo, nadie me había contado que era tan difícil al principio dar el pecho, ni que podía llegar a doler tanto. No tiene sentido ocultar las cosas, lo mejor es contarlas con naturalidad.

Intento mostrar mi realidad en Instagram con naturalidad. Enmascarar las cosas no tiene ningun sentido"


Tanto hace unas magdalenas como un solomillo al Oporto. ¿De dónde viene su pasión por cocinar?
Soy gallega, entonces lo de comer y cocinar se me da más o menos bien. Yo siempre cociné al lado de mi madre, ella era maestra y pasábamos las tardes juntas y aprovechábamos para hacer cositas culinarias. Con mis abuelas gallegas también aprendí mucho. Luego entré en ‘Masterchef’ y ya me formé un poquito más.

¿Cómo se definiría María Castro detrás de las cámaras?
Soy como la vida misma. Muy alegre y relativizo mucho las cosas, si algo me disgusta lo lloro y paso a otra cosa. Siempre digo que todos los sentimientos son válidos y hay que tenerlos, pero intento no quedarme anclada en la desesperación, el dolor o el rencor. No sirven para mucho, solo para aprender y una vez aprendido hay que levantarse con ánimo porque  la vida va tan rápido que si no la disfrutamos nos perdemos la mitad de las cosas. Además soy muy trabajadora, he intentado que nadie me regale nada jamás porque soy exigente y me encanta que me corrijan. Debo confesar que también soy un poco cabezota (risas).  

Siempre quiso ser actriz pero se inició en la gimnasia rítmica, disciplina en la que fue subcampeona de España. ¿Y este salto?
De niña veía la tele y decía: ‘Yo quiero hacer eso’, pero en mi familia nadie se dedicaba a la interpretación y lo veíamos inaccesible. Desde pequeña me metí en la gimnasia y me apunté a la carrera de Inef sin olvidar mi sueño. En el primer curso surgió mi primer papel en televisión y ya fui enlazando unos con otros. Logré venirme a Madrid con 23 años y aquí me he quedado, siempre con mi tierra gallega en el corazón.

Se inició en la mítica serie de la TVG Pratos combinados, a la que llegó para sustituir a otra pelirroja.
Sí, al mes de debutar en  Avenida de América me llamó el director y pensé que me iban a echar. Llamé a mis padres toda disgustada, pero en verdad lo que me propusieron fue ir a Pratos combinados a sustituir a Cristina Castaño que se iba para Madrid y necesitaban otra pelirroja. Fue un privilegio compartir espacio con gente tan brillante del audiovisual gallego.

Me hice famosa en Galicia con Pratos combinados, por la calle todos me llamaban Pauliña, después pasé a ser La Jessi de Sin tetas no hay paraíso"

Y triunfó en Sin tetas no hay paraíso. ¿Le costó asumir la fama? 
La verdad es que no, porque en Pratos ya me había hecho famosa, todo el mundo por la calle me llamaba Pauliña. Lo que sucedió es que después traspasé fronteras gallegas y pasaron a conocerme como La Jessi. Yo siempre he sido muy natural, sencilla, nunca me he sentido abrumada. Llevo muy bien la fama, la gente se me acerca con mucho cariño y respeto.

Se cumplen 14 años de esta serie con la que ganó el Ondas (2009). ¿Fue difícil meterse en la piel de la malísima de Jéssica?
Ganar el Ondas era algo con lo que jamás había soñado, me acompañó toda mi familia a recogerlo a Barcelona y fue emocionante. Lo tengo en el salón de casa para que no se me olvide ese día. Jéssica fue un personaje complejo pero una gran oportunidad para lucirme como actriz porque tenía muchos cambios de registro. Recuerdo que cuando se emitía Sin tetas no hay paraíso se paralizaba España y el éxito me abrió muchas puertas en la tele y en el teatro. 

Recuerdo que cuando se emitía Sin tetas no hay paraíso se paralizaba España. El éxito me abrió muchas puertas en la tele y el teatro

¿Sabe que fue muy envidiada por ser la novia de El Duque?
(Risas) Sí, pero realmente yo no lo caté mucho porque lo amaba, pero él pasaba bastante de mí.

Concursante, bailarina, presentadora… ¿Hay algo que se le resista?
Me habría gustado hacer más musicales. Participé en uno con Moncho Borrajo y me gustó. Pero es un sector en el que hay formarse mucho en canto, y yo ahora mismo solo tengo tiempo para cantar bajo la ducha (risas) pero no para ponerme a la altura.

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