Isabel II declara la guerra a la minifalda y a los tatuajes en Ascot

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Ni minifaldas, ni tatuajes ni atrevidos escotes: la reina Isabel II de Inglaterra ha decretado un estricto código indumentario en las famosas carreras de caballos de Ascot para salvar el último bastión de la tradición británica.

Poco amiga de las frivolidades, la Reina ha decidido prohibir las vestimentas provocativas en el selecto Recinto Real del hipódromo de Ascot (radicado en el sur de Inglaterra y propiedad de la Corona), donde se acomodan normalmente la realeza y sus invitados.

Durante más de dos siglos, los asistentes a ese recinto para ver cada junio las carreras, famosas por su exhibición de llamativas pamelas, se han preciado de pertenecer a la elite social y, hasta hace poco, aceptaban el más estricto código indumentaria y ético.

''Invadido por carnes al descubierto''
Sin embargo, Ascot se ha visto "invadido por tatuajes y carnes al descubierto" desde su última remodelación en 2006, según fuentes próximas a la instalación hípica citadas por el diario Daily Mail.

"La Reina se ha dado cuenta de esas cosas y no le gustan. Ella sabe que es algo que pasa en todo el país, pero Ascot es su hipódromo y allí puede imponer su voluntad", agregaron las citadas fuentes.

Así, el presidente de Ascot en nombre de 'Su Majestad', el duque de Devonshire, va a enviar este mes nuevas y rigurosas consignas indumentarias a unos 80.000 aficionados que poseen un pase para acceder al Recinto Real.

Minifalda 'non grata'
Según esas reglas, la minifalda es declarada oficialmente una prenda "non grata" y "considerada inapropiada". Los responsables del hipódromo también prohibirán este año la entrada a mujeres que luzcan blusas sin espalda ni mangas y vestidos con tirantes en los que "el tirante mida menos de una pulgada (unos 2,5 centímetros) de anchura".

"A las mujeres que asistan con los hombros desnudos se les venderán pashminas antes de poder entrar en el Recinto Real", advirtió el portavoz del hipódromo, Nick Smith.

En el caso de las féminas, asimismo, "la tripa debe cubrirse y los trajes de pantalón tiene que ser largos y de un material y color a juego", según ha decidido el duque de Devonshire. Además, las mujeres han de tocarse con una pamela o un "fascinador considerable", término que en la jerga de Ascot hace referencia a adornos de plumas.

Respecto a los hombres, el nuevo código exige chistera, frac de día y chaleco, atuendo que -subrayan las autoridades de Ascot- no es negociable.

Respeto hacia 'Su Majestad y los caballos'
En un tono algo irónico y jocoso, el periódico The Independent aclara hoy que esas normas no son el último decreto de vestimenta "de los talibanes", sino un intento de Ascot de recuperar "la clase de una de las carreras más icónicas y elegantes del mundo".

Las nuevas pautas que promueve la Reina recibieron el aplauso del ex comentarista de carreras de caballos Peter O'Sullevan: "Apoyo completamente la postura de Su Majestad", dijo el periodista, una institución de la prensa británica especializada en la hípica.

"Se ha visto en el Recinto Real a chicas vestidas de la forma más inapropiada. Al margen del respeto no sólo hacia Su Majestad, sino hacia los caballos, la gente debería vestir de forma adecuada", comentó O'Sullevan.

Pasados enfrentamientos
En el pasado, algunos famosos han chocado con el severo código de vestuario de Ascot, como la modelo Paula Hamilton, a quien le negaron entrar en 1997 por presentarse de frac, tras lo que ella espetó: "Apuesto a que no saben que llevo calzoncillos debajo".

La actriz Joan Collins tampoco puedo acceder en 1989 al recinto por portar un pase a nombre de otra persona.

El origen de Ascot se remonta a 1711, cuando la reina Ana de Inglaterra (1665-1714) ordenó celebrar una carrera entre siete caballos que acarreaban 76 kilos de peso cada uno. En 1813, el Parlamento del Reino Unido promulgó una ley que estableció el uso de Ascot como hipódromo para el disfrute del público, pese a ser una posesión de la Corona.

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