Los primeros llegaron hace un año a Son Coll, y allí se quedaron. La mansión mallorquina del extenista alemán Boris Becker, que ha estado amenazada por subastas como consecuencia de sus problemas económicos y se puso a la venta hace años, está okupada por un grupo hippie. Tienen huertos, y hasta wifi.
El diario Última Hora ha contactado con sus ocupantes, empezando por los alemanes Bauchi, Hassel y Steffi. Según relatan, hay dos estancias habitadas, por una pareja con un hijo y una joven. Tienen también un cobertizo acondicionado en el exterior, huertos y piensan en incorporar gallinas. Aseguran, con todo, que dejarán el lugar si el extenista lo reclama.
La mansión, situada en Artà (Mallorca) y adquirida por Becker en los años 90, es un símbolo de las dificultades económicas del extenista. Salió a la venta hace años y algunos medios apuntan que lleva tiempo prácticamente abandonada. En su parcela hay piscina, pista de tenis, gimnasio o un establo, entre otras construcciones.
En junio de 2017, un tribunal de Londres declaró en bancarrota al extenista, poseedor de seis títulos de Grand Slam. A pesar de que los abogados de Becker solicitaron al tribunal de quiebras de la capital británica una "última oportunidad" para pagar a deuda —se estimaba en unos seis millones de euros—, la jefa de Registro Civil encargada de tratar con el caso lo declaró insolvente.