Un Ecuador dividido entrega el poder al conservador Guillermo Lasso

Superó por cinco puntos al 'correísta' Andrés Arauz
Guillermo Lasso, celebrando la victoria electoral. EFE
photo_camera Guillermo Lasso, celebrando la victoria electoral. EFE

El candidato a la presidencia de Ecuador de la alianza conservadora CREO-PSC, Guillermo Lasso, se declaró vencedor de las elecciones celebradas este domingo, en las que —con el 98,5% de las papeletas escrutadas— obtuvo el 52,5% de los votos. Superó en cinco puntos al candidato del correísmo, Andrés Arauz, con el 47,5%. 

"Los ecuatorianos han optado por un nuevo rumbo, muy diferente al de los últimos 14 años en el Ecuador", manifestó desde el palacio de convenciones en Guayaquil, en sus primeras declaraciones. Arropado por su mujer, María Lourdes, el vicepresidente electo Alfredo Borrero y el líder del partido socialcristiano y exalcalde guayaquileño Jaime Nebot, Lasso dijo que los ecuatorianos "han expresado con su voto la necesidad de cambio y los deseos de mejores días para todos".

Mientras, Andrés Arauz, aspirante de la alianza izquierdista Unión Por la Esperanza (Unes) y heredero político del expresidente Rafael Correa (2007-2017), reconoció el triunfo de Lasso diciendo que para él se trata de un "traspié político" pero no de una derrota. En un acto inusual en la política ecuatoriana, Arauz anunció ante un grupo de seguidores que llamaría personalmente a Lasso para felicitarle por su victoria electoral, lo que, dijo, demuestra el talante democrático que guía su formación política.

Lasso, exbanquero, ya había sido candidato presidencial en otras dos ocasiones

La victoria de Lasso, que ha llevado la delantera a lo largo de casi todo de el vertiginoso escrutinio, ha sido la gran sorpresa en el país sudamericano, donde ha logrado aglutinar el apoyo de los votantes después de que Arauz ganara en la primera vuelta, celebrada el 7 de febrero, por una diferencia de 12,98 puntos porcentuales.

Desde su ciudad, Guayaquil, el político agradeció a sus votantes y nombró uno a uno a todos los integrantes de su equipo de campaña. "Desde el 24 de mayo próximo, asumiremos con responsabilidad el desafío de cambiar los destinos de nuestra patria y lograr para todos en el Ecuador oportunidades y prosperidad que todos anhelamos", adelantó.

Exbanquero y candidato presidencial en otras dos ocasiones, una contra Correa en 2013 y la segunda contra el mandatario hasta ahora, Lenín Moreno. en 2017, Lasso había asegurado que esta iba a ser la última vez que se presentaba a la liza electoral, pero la tercera parece haber sido la vencida.

De su triunfo en las urnas se desprenden dos lecturas. La primera, el importante voto anticorreísta cosechado, y la segunda, la relevancia del sufragio del candidato invisible de estos comicios, el expresidenciable indígena Yaku Pérez, que pidió a sus simpatizantes el voto nulo. Este alcanzó una cota histórica del 16,25%, con un total de 1.663.606 votos.

El voto nulo, el que había pedido a sus simpatizantes el excandidato indígena Yaku Pérez, alcanzó la cota histórica del 16,25%

El voto indígena era la gran incertidumbre de estos comicios, y la ruptura el pasado sábado del dirigente Jaime Vargas, presidente de la Confederación Nacional Indígena (Conaie), para alinearse con Arauz, había sembrado una gran inquietud en el campo centroderechista. 

CAMPAÑA VERTIGINOSA. Lasso se presentaba a estos comicios como candidato menos favorito a juzgar por los resultados de la primera vuelta, pero dos hechos le ayudaron a remontar el vuelo: el último cara a cara con Arauz el 21 de marzo en un debate presidencial y la publicación de que su rival había estado en la nómina del Banco Central hasta agosto de 2020, aunque estaba en excedencia.

Lasso buscó también el apoyo del centro, del sector indígena, de jóvenes y mujeres, además de colectivos alejados de la órbita tradicional socialcristiana como el LGTB.

Algo más de 13 millones de electores estaban llamados a las urnas en Ecuador y el exterior en unas elecciones que eran consideradas un barómetro geopolítico en Latinoamérica después del giro a la izquierda experimentado en Argentina y Bolivia.

El sucesor de Rafael Correa, el aún presidente Lenín Moreno, se había apartado de sus planteamientos políticos, pero el correísmo en Ecuador sigue provocando enconamiento y división entre buena parte de la población.