El futbolista Vincenzo Iaquinta pasó del éxito al fracaso, de la gloria al banquillo. Se proclamó en 2006 campeón del mundo con su selección, Italia, en el Mundial de Alemania. Tras jugar más de 250 partidos en el Calcio, repartidos entre Udinese y Juventus, se retiró hace dos años y medio. Y ahora el exdelantero se enfrenta al partido más importante de su vida: será juzgado por unos presuntos crímenes relacionados con la mafia o, más concretamente, con la 'Ndrangheta, organización asentada en Calabria, al sur del país, de donde es originario el futbolista.
Iaquinta está acusado de posesión ilegal de armas y de hacerlo en apoyo de la 'Ndrangheta. El padre del ahora exjugador, Giuseppe, fue acusado de pertenecer a esa organización criminal. Un juez decidió el lunes que ambos deben ser procesados junto a otros 145 sospechosos en la investigación de los juzgados de la región de Emilia-Romaña.