El gobierno de Pakistán quiere destituír a Musharraf

Pervez Musharraf
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Los partidos que forman el gobierno de Pakistán han decidido poner el marcha un procedimiento para destituir al presidente y jefe de Estado, Pérvez Musharraf, según han confirmado varias fuentes de las distintas formaciones.

Se espera que los líderes de la coalición anuncien los detalles en una conferencia de prensa a lo largo de este jueves. Asif Ali Zardari, presidente del principal partido del Gobierno, el Partido Popular de Pakistán (PPP) y viudo de Benazir Butho, ha estado negociando la impugnación de Musharraf desde el martes.

De hecho, el presidente y ex militar anuló su viaje a China, para participar en la inauguración de los Juegos Olímpicos, temiéndose un intento de desalojarlo del poder.

El otro líder de la coalición, Nawaz Sharif, de la Liga Musulmana-N ha insistido en la necesidad de que Musharraf salga de la Presidencia y ha clamado incluso por que se le juzgue por traición.

¿Camino a nuevos días de violencia?
Si Musharraf no se deja hacer, y según fuentes próximas a él no tiene intención de hacerlo, el país podría entrar en una nueva espiral de violencia, como la vivida a finales de 2007 y comienzos de 2008. Aunque está por ver cual será la respuesta del Ejército ante la posibilidad de que su ex jefe abandone el poder de una forma humillante.

Varios altos cargos militares se reunieron este jueves en Rawalpindi, ciudad sede del estamento militar, próxima a Islamabad, en lo que dicen que es "una reunión rutinaria" en la que se discuten algunos ascensos. Un tema que debe de ser complicado, porque anuncian que seguirán hablando sobre él el viernes.

Carrera hacia el poder
El ex general pakistaní llegó al poder en 1999 en un golpe de Estado incruento, en el que desalojó a Sharif del poder, hizo que lo condenaran a cadena perpetua y lo amnistió a cambio de que marchara al exilio, del que retornó el año pasado.

Musarraf se afianzó bien en el cargo cuando se convirtió en aliado de Occidente en la "guerra contra el terror", tras el 11 de septiembre de 2001. Pero el permantente desgaste de la lucha con las milicias islamistas de influencia talibán, que controlan la región noroeste del país, minó su popularidad y sus apoyos dentro del ejército.

Cuando el Tribunal Supremo intentó vetar su candidatura a las elecciones de enero  de 2008, por aunar poder político y militar, declaró un estado de excepción, dejó su cargo en el Ejército y atrasó un mes las elecciones.

Y pese a todo, su partido perdió el control del Parlamento, a manos del PPP (ganador de los comicios tras la muerte de su líder, Benazir Butho) y de la Liga Musulmana-N (PML-N) de Nawaz Sharif.

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