China abandona el G8 mientras la tensión toma el país

El presidente chino, Hu Jintao, ha decidido suspender su participación en la cumbre del G-8 en Italia y regresar a China ante la gravedad de los enfrentamientos étnicos en la región autónoma de Xinjiang, según ha confirmado un diplomático de la Embajada china en Roma. El domingo fallecieron en Xinjiang al menos 156 personas, según la prensa oficial. Son los altercados más graves que vive el país en 20 años.

"Dada la gravedad de los desórdenes, el presidente ha decidido anticipar su retorno y no participar en la cumbre del G-8 que empieza este miércoles en L'Aquila", ha declarado el diplomático. La información también la ha confirmado la agencia oficial china. A su llegada el lunes a Italia, el presidente chino no quiso hacer ninguna declaración al respecto.

Los musulmanes claman venganza
Hu Jintao llegó a la capital italiana el pasado domingo, con motivo de una visita de Estado, invitado por su homólogo Giorgio Napolitano. Durante su estancia en el país europeo, se reunió también con el primer ministro Silvio Berlusconi, así como con líderes parlamentarios, con el objetivo de "impulsar las relaciones bilaterales", según informó la agencia de noticias Xinhua.

Sin embargo, la continuidad de las protestas en Urumqui --capital de Xinjinang-- donde la cifra de muertos en los enfrentamientos entre ciudadanos de la etnia han y de la etnia uigur ascienden a 156, obligó a Hu Jintao a cancelar su participación en la reunión de las primeras economías del mundo, para regresar a China. Aún así, el país tendrá representación en el encuentro de L'Aquila, donde está previsto que el G8 apruebe un fondo de entre 10 y 15 mil millones de dólares para combatir el hambre en el mundo, según declaró el primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi.

Este miércoles amaneció con otro enfrentamiento entre los uigures y la policía. Según la agencia France Press, varios cientos de musulmanes blanden palos y barras, clamando venganza por los ataques contra su comunidad perpetrados el día anterior. Además, la agencia informa de que la ira ha crecido cuando un helicóptero ha lanzado octavillas en las que se afirma que Rebiya Kadeer, líder en el exilio de la etnia, ha fomentado la revuelta.

Un conflicto histórico
Esta región occidental, oficialmente autónoma --como el Tíbet--  es desde hace décadas escenario de tensiones entre la etnia autóctona musulmana (uigures) y los han, con los que el Gobierno ha repoblado la zona. De sus 19 millones de habitantes, el 46% es uigur y el 39% han. El resto pertenece a otras etnias musulmanas.

El último capítulo de este conflicto comenzó el 26 de junio, cuando trabajadores de ambas etnias se enfrentaron en una fábrica de juguetes del sur de China, al extenderse el rumor de que seis uigures habían violado a dos niñas chinas. En esos enfrentamientos fallecieron dos personas y 118 resultaron heridas.

La policía informó de la detención de 15 responsables de la difusión de rumores y los ataques violentos. Sin embargo, entre 1.000 y 3.000 uigures se concentraron el domingo en Urumqi para pedir una investigación de los hechos y el castigo de los culpables del ataque, degenerando en los peores enfrentamientos entre policía y manifestantes desde 1989, en la matanza de Tiananmen.

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