El topo del Vaticano escondía un teléfono en la Biblia con el que se comunicaba con el exterior

El sacerdote Lucio Vallejo, de nuevo en prisión debido a esos contactos realizados durante su arresto domiciliario, admite en el juicio haber facilitado datos reservados de la Santa Sede a los periodistas, pero asegura que lo hizo bajo presión
Francesca Immacolata Chaouqui, a su llegada a la audiencia por el caso Vatileaks 2
photo_camera Francesca Immacolata Chaouqui, a su llegada a la audiencia por el caso Vatileaks 2

El sacerdote español Lucio Vallejo Balda, imputado por el tribunal del Vaticano por la filtración y divulgación de documentos de la Sede Apostólica considerados secretos, escondía un teléfono móvil en la Biblia con el que se comunicaba con el exterior durante su arresto domiciliario, de ahí que la semana pasada volviese a prisión por violar las condiciones de este régimen. Y este lunes, en la reanudación del juicio en el que se les acusa a él y a otras cuatro personas, admitió haber dado acceso a archivos con datos financieros a los periodistas, aunque aseguró haberlo hecho bajo la presión de la exrelaciones públicas italiana Francesca Chaouqui, también imputada en este caso conocido como Vatileaks 2.

La audiencia de este proceso penal se retomó después de tres meses y medio de parón con el estudio de unas cuestiones técnicas, pero una hora y media después continuó con el interrogatorio de Vallejo por parte del promotor de justicia (fiscal), Piero Milano. El clérigo riojano admitió ante sus preguntas, y después ante las de su abogada, haber facilitado al periodista Gianluigi Nuzzi –también imputado por publicar los documentos en un libro–, las 85 contraseña relativas a archivos que conservaba en su correo electrónico. No obstante, aseguró que nunca le entregó documentos en papel.


Durante su comparecencia, de tres horas, hizo hincapié en las presiones y chantajes que supuestamente recibió


Durante su comparecencia, de tres horas, hizo hincapié en las presiones y chantajes que supuestamente recibió por parte de Chaouqui tras terminar sus labores en mayo de 2014 en la comisión investigadora de las finanzas vaticanas que integraba –la Cosea–, instituida por el papa Francisco para poner orden en las cuentas de la Santa Sede. Estas presiones, según afirmó Vallejo, se debían al deseo de la italiana de continuar trabajando en el Vaticano e incluso le llevaron a solicitar un informe psicológico. En concreto, aseguró haber sido amenazado y chantajeado por Chaouqui y su marido, Corrado Lanino, que además era el encargado de todo el entramado informático de la Cosea. Para presionarle, según el sacerdote, ella le dijo que pertenecía a los servicios secretos y Vallejo afirmó que en algunos momentos sintió que le vigilaban.

Por otro lado, el fiscal citó los testimonios de varias personas que habían trabajado en la Prefectura económica y que acusaban a Vallejo de haber creado una asociación secreta para ocuparse de las economías de la Santa Sede, lo que el imputado negó tajantemente.

La lista de acusados la completan otro periodista, Emiliano Fittipaldi,  y el antiguo miembro de la Comisión Investigadora de los Organismos Económicos y Administrativos de la Santa Sede (Cosea) Nicola Maio. En la vista de este lunes estuvieron presentes todos los acusados a excepción de Nuzzi, que se encontraba en Milán preparando la vista de otro proceso y que ha sido declarado en contumacia.

Comentarios