El Ministerio de Transición Energética de Francia disiente del interés de Alemania, España, Portugal y la Comisión Europea en la construcción del Midcat, que permitiría inyectar el combustible de Argelia al resto de Europa a través de un gasoducto que atravesaría Cataluña y conectaría la Península con el resto del continente por los Pirineos. La iniciativa se paralizó en 2019 por su elevado coste y por las dudas sobre su rentabilidad.
Francia recalca ahora que un proyecto de este tipo tardaría "muchos años para estar operativo". Del lado español, la ministra Teresa Ribera llegó a apuntar que la infraestructura podría acabarse "en ocho o nueve meses".
París también objeta que costaría al menos 3.000 millones, por lo que aboga por construir más regasificadoras en el norte y el este de la UE, sobre todo en Alemania, para recibir el gas en barcos.