El funeral de Benedicto XVI cierra una era en la Iglesia católica

Cerca de 50.000 personas asistieron al funeral de Benedicto XVI ► El papa Francisco llegó minutos antes de la procesión en silla de ruedas y reivindicó la "búsqueda apasionada" del alemán por comunicar el Evangelio
El funeral de Benedicto XVI. STEFANO SPAZIANI
photo_camera El funeral de Benedicto XVI. STEFANO SPAZIANI

Los restos mortales de Benedicto XVI ya han sido trasladados hasta las grutas vaticanas, en la que fue la tumba de Juan Pablo II y también de Juan XXIII. El cuerpo del papa emérito descansa en un ataúd triple, el primero elaborado con madera de ciprés, el segundo de zinc y el tercero de roble, junto con algunos objetos personales, como las medallas acuñadas durante su pontificado o un pergamino con los hechos más destacados de su vida como la lucha contra los abusos sexuales. 

La cripta donde está enterrado papa Ratzinger fue la tumba de Juan Pablo II hasta su beatificación en 2011, cuando fue trasladado a la capilla de san Sebastián en la superficie de la basílica de san Pedro. Anteriormente, también fue la tumba que usó Juan XXIII hasta su beatificación en el año 2000. 

Cerca de 50.000 personas asistieron al funeral

Cerca de 50.000 personas asistieron este jueves al funeral del papa emérito, Benedicto XVI, una cifra por debajo de las primeras estimaciones, según los datos facilitados por la gendarmería vaticana.

La jefatura de policía de la capital italiana estimó incluso el miércoles la llegada de cerca 100.000 personas a la plaza de San Pedro, después de que durante los tres días de capilla ardiente acudiesen cerca de 200.000 visitantes a la basílica para dar el último adiós al papa que renunció en 2013.

No se vivieron las aglomeraciones de otros funerales pontificios, como los del papa Juan Pablo II, al que asistieron cerca de 200.000 fieles. 

Ya desde las 6.00 de la mañana (5.00 GMT) se empezó a permitir el acceso a la plaza de San Pedro para los fieles, que lenta y ordenadamente comenzaron a tomar asiento pues no se repartieron entradas para esta ocasión, sino que sólo hacía falta ponerse en la fila para entrar en el recinto.

Para acceder a la plaza de San Pedro era necesario pasar controles y un detector de metales y se cerró al tráfico y retirado todos los vehículos aparcados de las calles adyacentes al Vaticano.

Según el plan de seguridad aprobado por la Policía de la capital italiana se cerró el espacio aéreo en toda la zona y se han puesto a disposición helicópteros, francotiradores, cuerpos especiales, incluidos los de lucha contra el terrorismo, bomberos, y la policía municipal. En total habrá más de 1.000 agentes empleados.

El papa Francisco, ante el féretro de Benedicto XVI. STEFANO SPAZIANI
El papa Francisco, ante el féretro de Benedicto XVI. STEFANO SPAZIANI

A pesar del funeral, en el Vaticano no se ha declarado día de luto y todo pertenecerá abierto, incluido por ejemplo los Museos Vaticanos, al no ser Benedicto XVI papa "reinante" desde 2013 cuando presentó su renuncia al pontificado, los trabajadores de la Santa Sede pudieron pedir permiso para acudir o escuchar la misa.

La misa funeral comenzó a las 9.24 horas en la plaza de San Pedro, ante decenas de miles de fieles, presidida por el papa Francisco y celebrada por el decano del Colegio Cardenalicio, Giovanni Battista Re y concelebrada por unos 120 cardenales, 400 obispos y 4.000 sacerdotes. 

En el centro del atrio de la plaza vaticana se han colocado los restos mortales de Joseph Ratzinger, fallecido el pasado sábado a los 95 años, tras una procesión desde el interior de la basílica. 

En la basílica, los restos del papa emérito fueron introducidos en un féretro de madera de ciprés, como manda la tradición.

El papa Francisco llegó minutos antes de la procesión en silla de ruedas y se sentó en un sillón colocado especialmente para él en el altar. El papa ha reivindicado la "búsqueda apasionada" de Benedicto XVI por comunicar el Evangelio y ha instado a la Iglesia a "seguir sus huellas" en el funeral solemne que ha presidido. 

Francisco ha citado a Benedicto XVI con sus palabras en la misa de acceso al Pontificado en 2005: "Apacentar quiere decir amar, y amar quiere decir también estar dispuestos a sufrir. Amar significa dar el verdadero bien a las ovejas, el alimento de la verdad de Dios, de la palabra de Dios; el alimento de su presencia".

La ceremonia se prolongó durante casi tres horas, al término de las cuales el ataúd del pontífice emérito fue trasladado a la cripta de la basílica de San Pedro para ser enterrado en la tumba que perteneció a Juan Pablo II, por deseo expreso del papa alemán. 

El secretario personal de Benedicto XVI, monseñor Georg Ganswein, y las cuatro mujeres de instituto Memores Domini que se han encargado de él durante este tiempo, se encuentran en primera fila, en un lateral del altar mayor. 

Al no tratarse de un funeral de Estado, ya que Benedicto XVI dejó de ser el Jefe de Estado vaticano tras su renuncia en 2013, sólo se ha invitado a las delegaciones oficiales de Alemania e Italia, pero varias autoridades políticas han acudido a título personal, como la reina emérita de España, Doña Sofía, y el rey de Bélgica, Felipe, y su esposa Matilde. 

El papa Francisco y la reina Sofía. EL VATICANO
El papa Francisco y la reina Sofía. EL VATICANO

También acudieron al acto numerosos representantes ecuménicos, entre ellos el metropolita Emmanuel de Calcedonia y Policarpo de Italia, del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla y Antonio de Volokolamsk, presidente del Departamento de Relaciones Eclesiásticas Exteriores del Patriarcado de Moscú, en representación del patriarca Cirilo.

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