Un gallego en Turquía: "Rescatamos tres persoas, pero agora só atopamos mortos"

Miguel Montero se desplazó a la ciudad de Adiyaman para participar en la búsqueda de supervivientes de los seísmos ▶ Este bombero en Muros, en su primera misión internacional, es guía canino y experto en estructuras colapsadas
photo_camera Miguel Montero. EP

Un maremágnum de 150.000 efectivos de rescate se afana día y noche en rescatar a los supervivientes de los terremotos de Turquía y Siria que han sembrado de muerte, destrucción y tragedia los territorios fronterizos de Turquía y Siria.

A unos 5.000 kilómetros de su Galicia natal, el bombero Miguel Montero Sierra pone su granito de arena en la turca Adiyaman para buscar vida entre tanto horror y los cascotes de los miles de edificios desplomados como naipes de una baraja por sendos seísmos de 7,8 y 7,5 grados en la escala de Richter.

"Nun edificio colapsado atopamos un rapaz de 26 anos, estaba ben, consciente, ferido nunha perna", relata por el móvil, tras horas de infructuosos intentos por una cobertura que "vai e vén".

Este pequeño milagro ocurrió 48 horas después de llegar a su destino tras un interminable viaje con sus compañeros de la ONG Intervención, Ayuda y Emergencia, de la que es delegado en Galicia.

Bombero desde los 23 años (ahora tiene diez más), Miguel es guía canino y está especializado en rescate en altura, confinados, montaña, ríos y estructuras colapsadas. Su debut en misiones internaciones está resultando "incríble e devastador", narra desde Adiyaman, donde el ambiente es "desolador".

"Hai moitísima xente, familiares atrapados ou falecidos, que quedaron sen casa, e fan fogatas na rúa porque aquí estamos baixo cero", al intentar describir la imagen que tiene ante sus ojos desde que llegó la madrugada del pasado martes.

Califica de complejo asistir a esta situación, en la que los vecinos lo están pasando "mal" y los equipos de emergencia convivencon la frustación de que les piden ayuda para sacar a sus parientes atrapados. "Pero ó mesmo tempo logras salvar tres persoas, iso é o que mantén a moral".

Al joven de 26 años que encontraron nada más ponerse manos a la obra, se sumaron días después un padre y su hija, que tenía un hombro herido. "Ambos os dous presentaban síntomas de deshidratación e hipotermia", explica antes de agregar que "aquí son temperaturas baixo cero e iso minimiza a supervivencia".

Esas condiciones adversas, y el tiempo transcurrido, hacen que cada día que pasa menos posibilidades hay de encontrar a gente con vida. "Levamos dous días igual, non hai indicios de xente viva; só xente falecida atrapada", admite desesperanzado entre las ruinas y el hedor a muerte.

La máxima está clara: solo recuperar vivos, no cadáveres. Las autoridades turcas les instan a no retirar los cuerpos sin vida. "Non son capaces de xestionar tal cantidade de corpos".

Esta estampa da idea de la magnitud de una catástrofe que ya supera los 22.000 muertos, y todavía quedan miles de desaparecidos. Dice Miguel que en Adiyaman hay edificios enteros desplomados, "con 100 ou 200 persoas dentro; a situación é moi, moi complexa".

Aún así solo rescatan un cadáver en el caso de que esté "no medio do rescate dun vivo". Así les ocurrió cuando quitaron al padre y al hijo. "Atopamos un rapaciño".

Esa es la cruz de una misión en la que Mad, un pastor belga malinois, e Irka, una labradora, que llegaron con los compañeros desde Algemesí (Valencia), resultan cruciales. Miguel Montero en esta ocasión dejó a los suyos en Galicia, la tierra a la que volverá "mañana o el lunes" si no cambia la tónica de hallar solo cadáveres.

"Podería haber algunha persoa viva, xa se deron casos, pero nós de todos os avisos que nos deron, despois de rescatar as tres persoas, estaban mortas", explica resignado en una ciudad diezmada, con temperaturas gélidas y a la que llegaron después de ver cómo sus pertenencias quedaban varadas en una de sus tres escalas.

"Todo o noso equipo: ferramentas, cans... quedou atrás", lo que retrasó su entrada en acción. Una vez solventado el contratiempo en su periplo Madrid-EstambulDana, y ya en Adiyaman, "as primeiras horas son cruciais polo que traballamos día e noite, ata que o corpo non pode máis".

"Vimos preparados para ser uns dez días autónomos"

Miguel Montero forma parte de un operativo humanitario que está preparado para ser "uns 10 días autónomos". Viajaron a Turquía con un campamento base, que consta de tiendas grandes, equipos electrógenos, gasolina, agua, comida, sacos de dormir. Todo lo imprescindible para llegar a destino y ponerse a trabajar. Pueden ser 10 días, "ou incluso máis".

Galicia, Valencia, Melilla

Este viaje a Turquía ha sido su debut internacional con la ONG con base en Algemesí, que en esta ocasión ha desplazado a ocho guías caninos, tres rescatadores y una sanitaria. Todos valencianos, menos él y otro de Melilla.

Desde los 23 años

Miguel Montero a su vuelta le espera su trabajo en el GES de Muros, donde desempeña su labor desde hace diez años, cuando aprobó a los 23 la oposición.

Orígenes en Espasante

Compostelano de nacimiento, sus orígenes maternos están en Porto de Espasante, donde es "Miguel, o neto de Charo do Mesón", y los paternos en la vecina Céltigos, ambas parroquias de Ortigueira.

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