Ghali abandonó España en un avión oficial argelino desde Pamplona

Rabat ya ha dejado claro que la crisis diplomática no se reduce al líder del Polisario 
 
Brahim Ghali. EUROPA PRESS
photo_camera Brahim Ghali. EUROPA PRESS

El secretario general del Frente Polisario, Brahim Ghali, salió de España en la madrugada de este miércoles en un avión oficial argelino desde el aeropuerto de Pamplona. Sobre las 21.30 horas abandonó el Hospital San Pedro en Logroño, donde estaba ingresado desde el 18 de abril para ser tratado de covid-19.

El líder saharaui, que este mismo martes por la mañana declaró desde el hospital riojano, de forma telemática, ante la Audiencia Nacional, habría abandonado el centro hospitalario de forma discreta. 

El ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, José Luis Ábalos, ha asegurado que la "atención humanitaria" al secretario general del Polisario, Brahim Ghali, "ha concluido" y ha aclarado que saldrá en las "próximas horas y momentos". "No tiene más sentido que permanezca en España. La atención humanitaria ha concluido", ha asegurado en una entrevista en TVE. 

El Gobierno de Marruecos ha sido informado de la salida de Ghali tras recibir el alta médica y después de que el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz haya decidido no dictar medidas cautelares en su contra.

Aunque aparentemente el Gobierno busca dar carpetazo a la crisis con Marruecos con la salida de Ghali, lo cierto es que Rabat ya ha dejado claro que su presencia en España no es la verdadera razón, sino que el telón de fondo es la negativa del Ejecutivo de Pedro Sánchez a cambiar su postura respecto al Sáhara. 

Rabat reaccionó con enfado desde el primer momento que se conoció que Ghali estaba ingresado en España, empezando por convocar al embajador español en Marruecos, Ricardo Díez-Hochleitner, el 22 de abril para pedirle explicaciones. Sin embargo, los argumentos ofrecidos por el Gobierno no fueron suficientes para Marruecos, que fue elevando el tono en sus mensajes de forma paulatina, advirtiendo de que la relación bilateral estaba en juego

Así, el 8 de mayo, el Ministerio de Exteriores marroquí publicó un duro comunicado en el que avisaba de "consecuencias" por la decisión "premeditada" de España de no informarle por adelantado de su decisión y descartando los motivos humanitarios detrás de la misma. El Gobierno, con la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, como principal portavoz, optó por rebajar el tono y evitar una escalada verbal, lo que no impidió que la advertencia de Rabat terminara materializándose en forma de la entrada masiva de unos 10.000 migrantes entre el 17 y el 18 de mayo en Ceuta, ante la pasividad de las fuerzas de seguridad marroquíes que no hicieron nada para evitarlo. 

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