La izquierda abandona a Costa y Portugal se prepara para elecciones anticipadas

El Bloco de Esquerda y los comunistas tumban los presupuestos del Gobierno socialista
António Costa, en el centro, tras la sesión parlamentaria. MÁRIO CRUZ (Efe)
photo_camera António Costa, en el centro, tras la sesión parlamentaria. MÁRIO CRUZ (Efe)

Portugal está este miércoles más cerca de unas elecciones anticipadas. La izquierda abandonó al Gobierno socialista y el primer ministro, António Costa, pidió una mayoría estable y duradera para la próxima legislatura. Por segunda vez en la historia de la democracia lusa, el Parlamento tumbó unos presupuestos del Estado y, por primera vez, esa decisión aboca a un adelanto electoral.

Las cuentas de 2022 solo recibieron el respaldo de los diputados socialistas y cinco abstenciones, mientras que toda la derecha y los antiguos socios del Ejecutivo, el Bloco de Esquerda y los comunistas, votaron en contra.

"Me da pena este cierre prematuro", admitió el líder socialista ante el pleno de la Asamblea que rechazó el presupuesto. "Confío en que mi frustración" y la "frustración" de los electores de la izquierda "se pueda convertir en una mayoría reforzada, estable y duradera en una próxima sesión legislativa".

Ante el Parlamento, el primer ministro dijo estar con la "conciencia tranquila": "Hice todo lo que estaba a mi alcance para asegurar la viabilidad de este presupuesto, sin aceptar lo que en conciencia considero que el país no podría soportar". "Nadie pide un cheque en blanco. Lo que todos prometimos y tenemos que hacer es consagrar en fuerza de ley los compromisos que negociamos y asumimos", insistió en un último llamamiento a sus antiguos socios de izquierda.

"Para mí, un voto en contra de la izquierda es también una derrota personal", asegura Costa

"¿Con quién quiere estar? ¿Con un Gobierno del Partido Socialista o quiere sumarse a la derecha contra un Gobierno del PS?", lanzó en su mensaje al Bloco de Esquerda y al Partido Comunista. "Para mí, un voto en contra de la izquierda es también una derrota personal", agregó.

Los dardos de Costa no surtieron efecto. El Gobierno socialista, en minoría desde 2019, se quedó solo.

LA MUERTE DE LA GERINGONÇA. El rechazo a los presupuestos supone la estocada final a la geringonça, la alianza parlamentaria de izquierdas que permitió gobernar la pasada legislatura.

"La geringonça murió por la obsesión por la mayoría absoluta", sentenció la líder del BE, Catarina Martins, que dijo en el Parlamento que esta vez faltó el "camino de compromiso" que hubo en 2015, con un acuerdo escrito para toda la legislatura.

El líder parlamentario comunista, João Oliveira, sostuvo que "no estaba en nuestras manos dar la respuesta que solo el Gobierno podía dar".

Al otro lado del hemiciclo, el líder de la oposición, Rui Rio (PSD, centro-derecha), acusó al Gobierno de Costa de quedar "totalmente dependiente de la izquierda radical" y "a merced de sus exigencias". "Nunca fue capaz de formar una mayoría parlamentaria estable", señaló.

"Este Gobierno muere aquí en el Parlamento y esta geringonça también", sentenció el líder del ultraderechista Chega, André Ventura, a quien los analistas sitúan como uno de los que más se beneficiarían de unas elecciones anticipadas.

La última palabra la tiene el presidente Rebelo de Sousa

EL GOBIERNO NO DIMITE. Tras su derrota, el primer ministro insistió en que el Ejecutivo no va a dimitir y aseguró que garantizará la estabilidad del país. Costa no cerró ninguna puerta, ni siquiera la posibilidad de gobernar en "duodécimos", una vía legal que le permitiría mantenerse con un presupuesto diezmado. Una opción que el arco político da prácticamente por descartada.

La última palabra corresponde ahora al presidente, el conservador Marcelo Rebelo de Sousa, que ya adelantó que, llegado el caso, se reuniría con los líderes de los distintos partidos, convocaría al Consejo de Estado y disolvería la Asamblea. "Escucharé a los partidos sobre ese tema. Solo después podré avanzar con una decisión", dijo este miércoles a periodistas antes de que se confirmara el rechazo parlamentario a los presupuestos.

En pasillos, los partidos especulan ya con posibles fechas electorales y apuntan a mediados de enero. "No veo otra salida (que elecciones anticipadas) para el interés nacional", ha dicho el líder de la derecha tras la votación. "Tenemos que resolver la situación desde el punto de vista político rápidamente. Elecciones lo más rápido posible", ha reclamado.


El efecto Lisboa y otras claves de la crisis política en Portugal
El desgaste de la izquierda en las urnas y el efecto Lisboa —la inesperada derrota socialista en la capital lusa en las municipales de apenas hace un mes— han terminado por detonar una crisis política que aboca a un adelanto de las elecciones en Portugal. La geringonça —según el diccionario, algo improvisado o con poca solidez—, el acuerdo de legislatura que permitió al socialista Costa gobernar en 2015 y que fue puesto como modelo en Europa, se ha roto. ¿Qué ha ocurrido? No hay un único factor. 

Fin de la cohabitación de la izquierda
La geringonça, un acuerdo que se antojaba imposible en 2015, permitió a los socialistas gobernar apoyados por el Bloco de Esquerda y el Partido Comunista. Pero, en su segundo mandato, en 2019, Costa optó por gobernar en minoría, sin acuerdo global. Una arriesgada apuesta que se ha demostrado inviable y aboca a elecciones en mitad de la legislatura. 

El castigo que el Bloco y el PCP han sufrido en las urnas desde que pactaron con los socialistas ha precipitado la ruptura. Paradójicamente, rechazan el presupuesto más social de los últimos años. 

El problema de fondo, opina el politólogo António Costa Pinto, es que la geringonça no se tradujo en una convergencia real de la izquierda. "Cuando miramos a la evolución en estos últimos años, comprobamos que en términos electorales los partidos (BE y PCP) no han ganado. No han crecido electoralmente, el que sí creció fue el PS", explica a Efe este experto de la Universidad de Lisboa. 

El efecto Lisboa
La capital fue la gran sorpresa de las elecciones de septiembre. Contra todo pronóstico, Carlos Moedas, excomisario europeo del conservador PSD, conocido entre los portugueses como el "ministro de la troika" por su activa participación en las negociaciones durante la crisis que ahogó al país hace una década, se impuso frente al socialista Fernando Medina. La de Medina fue una derrota doblemente amarga. Dejó escapar Lisboa tras 14 años de gestión socialista y perdió 25.000 votos. Moedas apenas subió 2.000. 

Aunque los socialistas se consolidaron como la fuerza más votada en el país, se dejaron 250.000 votos en el camino. Las urnas golpearon también a la izquierda minoritaria y dieron un respiro a la derecha. 

La derecha pisa el acelerador
Lisboa ha despertado a la derecha y ha resucitado la batalla por el poder en el PSD, el único capaz de medirse con los socialistas. Su líder, Rui Rio, que ofreció a Costa su colaboración en medio de la pandemia en un gesto que le valió elogios dentro y fuera del país, está en cuestión precisamente por su moderación y su escaso empuje para enfrentar al Partido Socialista. Con un aire de renovación, el eurodiputado Paulo Rangel ha irrumpido en la pelea interna. El PSD pisa el acelerador pensando en recuperar el Gobierno en una carrera contrarreloj para resolver su crisis interna. 

¿Quién gana con elecciones anticipadas?

¿Ha medido la izquierda sus posibilidades electorales? ¿Podrá la derecha superar su fragmentación? 
El posible adelanto electoral en Portugal no beneficia a la izquierda, opina el politólogo António Costa Pinto. "Los tres partidos van a perder", dice, en alusión a socialistas, Bloco y comunistas. 

El centroderecha puede salir favorecido, pero "no mucho" porque está fraccionado entre el PSD, la derecha liberal (IL) y la derecha radical populista (Chega). 

José Filipe Pinto, catedrático en ciencias políticas en la Universidad Lusófona, considera sin embargo que los socialistas pueden tener alguna ventaja si se presentan como víctimas de esta crisis mientras la derecha intenta recomponerse a marchas forzadas. 

Ambos coinciden en la caída de la izquierda minoritaria: el PCP "está en una fase de hemorragia de votos" y el Bloco "sería altamente penalizado", opina Pinto. 

Con el actual escenario político, resume Costa Pinto, el ganador tendría que negociar: "Las mayorías de un solo partido terminaron" en Portugal.

Comentarios