La amenaza de guerra a gran escala hace peligrar los acuerdos en Ucrania

Se han reanudado los combates entre las fuerzas gubernamentales y las milicias prorrusas en la región de Donetsk
Entrenamiento militar en Donetsk
photo_camera Entrenamiento militar en Donetsk

La amenaza de guerra a gran escala tras la nueva oleada de combates entre fuerzas gubernamentales y milicias prorrusas en la región de Donetsk pone en peligro los acuerdos de paz en el este de Ucrania. El presidente ucraniano, Petró Poroshenko, reconoció este jueves "la amenaza colosal de que se reanuden las acciones militares a gran escala por parte de los grupos terroristas rusos". "El Ejército ucraniano debe estar preparado para una nueva ofensiva por parte del enemigo. Catorce batallones tácticos rusos, integrados por más de 9.000 efectivos, permanecen en territorio de Ucrania", denunció en su discurso anual ante la Rada Suprema (Parlamento).

Los combates estallaron en la madrugada del miércoles cerca de la localidad de Marinka, cruce de caminos situado en la mismísima línea de separación a menos de 20 kilómetros al oeste de Donetsk, principal bastión separatista. Según ambos bandos, los ataques con artillería y mortero continúan hoy por toda la línea del frente, donde Ejército ucraniano y fuerzas separatistas habrían desplegado el armamento pesado retirado anteriormente en virtud de los acuerdos de Minsk. Esto incluye la estratégica localidad de Shirókino, situada no lejos del puerto de Mariúpol (mar de Azov), bajo control gubernamental, y cuya desmilitarización fue discutida precisamente el martes en Minsk con mediación rusa.

Los observadores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) sugirieron en un informe que fueron los separatistas los primeros en lanzar la ofensiva, mientras que las fuerzas gubernamentales se habrían limitado a repeler el ataque. Eso fue lo que dijo hoy Poroshenko, quien insistió en que, antes de volver a emplazar el armamento de más de 100 milímetros de calibre cerca de la zona de confrontación, Kiev advirtió a la comunidad internacional.

El armamento pesado debía haberse alejado varias decenas de kilómetros de la línea de separación de fuerzas acordada el 12 de febrero en Minsk. Aunque la OSCE sí acusó a ambos bandos de emplazar el armamento pesado junto a barrios residenciales, lo que incrementa el riesgo de muertes colaterales entre la población civil.

El mando militar ucraniano reconoce cinco bajas en sus filas desde el estallido de los combates y cifró en 80 a los caídos entre las milicias rebeldes sólo en la zona de Marinka. Mientras, los separatistas admitieron la muerte de 16 milicianos y cinco civiles, además de más de un centenar de heridos, una treintena de ellos graves, "como resultado de los bombardeos masivos desde las posiciones de las fuerzas ucranianas".

Poroshenko acusó a Rusia de ser el culpable de la actual escalada por continuar suministrando a los separatistas "armamento de ultima generación", además de municiones, combustible y alimentos. "Debido a la amenaza permanente de que Rusia inicie una guerra en toda regla contra Ucrania (...) en 2016 incrementaremos de nuevo la partida presupuestaria de defensa", adelantó.

En cambio, el Kremlin denunció las "acciones provocadoras por parte de las Fuerzas Armadas de Ucrania" y "los intentos de desestabilizar la situación y disparar la tensión" para llamar la atención en vísperas de la cumbre de la Unión Europea. "Los acuerdos de Minsk se encuentran bajo una amenaza constante de ruptura por la actuación de las autoridades de Kiev, que intentan obviar su obligación para establecer un diálogo directo con el Donbass", dijo Serguéi Lavrov, el ministro de Exteriores ruso.

La Comisión Europea condenó la intensificación de los combates, que calificó de "la más grave violación del cese el fuego" en vigor desde el 15 de febrero. Esto fue secundado por los ministros de Asuntos Exteriores alemán y ucraniano, Frank-Walter Steinmeier y Pavló Klimkin, que hablaron en Berlín de "brutales violaciones" de la tregua, aunque defendieron la viabilidad de los acuerdos de paz. "Existe el temor fundado en que vuelva a caerse en una escalada militar", dijo Steinmeier, quien agregó: "Hoy por hoy no tenemos otro instrumento" que el documento firmado hace cuatro meses en Minsk para tratar de estabilizar la situación.

Tras la reanudación de los combates, el Parlamento de Ucrania autorizó hoy el despliegue en su territorio de fuerzas extranjeras para mantener la paz y seguridad, eso sí, en respuesta a una petición expresa de Kiev y con el mandato de la ONU o de la Unión Europea. Poroshenko aboga por desplegar fuerzas de interposición en el este de Ucrania y en la frontera con Rusia para el arreglo del conflicto, a lo que se oponen terminantemente tanto los separatistas como Moscú. Instructores militares de Estados Unidos, el Reino Unido y Polonia ya adiestran desde hace varias semanas a las tropas ucranianas en el oeste del país.

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