La policía considera que Breivik ''pudo actuar con la ayuda de otros'' para llevar a cabo los atentados

La Policía considera la posibilidad de que el autor confeso del doble atentado en Noruega, el ultraderechista Anders Behring Breivik, no actuase en solitario, basándose en sus declaraciones y en las de algunos testigos de la tragedia en la que murieron 76 personas.

El fiscal de la Policía noruega, Christian Hatlo, asegura en una entrevista publicada este martes en el rotativo local VG, que la hipótesis de los posibles cómplices y colaboradores de Breivik "está siendo investigada".

El fiscal de la policía confirmó que en efecto hay una "especie de red" en Noruega y otros países europeos sustentada por la ideología ultraderechista y la islamofobia, y que las fuerzas de seguridad no han logrado hasta el momento trazar ninguna conexión entre el detenido y otros sujetos.

No obstante, agregó que los investigadores consideran que Breivik "pudo contar con la ayuda de otros" para "llevar a cabo" los atentados del pasado viernes, con el potente coche bomba que explotó en el barrio gubernamental de Oslo y el tiroteo en el campamento de las juventudes socialdemócratas de Noruega.

"Por esa razón pedimos (al juez instructor) prisión preventiva para él, a pesar de que ha asegurado que actuó solo", explicó Hatlo.

Además, el fiscal de la policía aseguró que "varios testigos" han relatado "de manera convincente" que había al menos dos personas disparando contra los asistentes en el campamento de la isla de Utøya, en donde murieron 68 personas, en su mayoría adolescentes y jóvenes.

Asimismo, el fiscal de la policía señaló que Breivik podía ser acusado de "crímenes contra la humanidad", con lo que podría ser condenado a hasta 30 años de cárcel, frente a la pena máxima de 21 años que prevé el código penal noruego.

"Parece claramente apropiado" encausar al presunto autor del doble atentado con este tipo de crimen, agregó Hatlo, un extremo que ya han apuntado varios expertos en leyes del país escandinavo en los últimos días.

Aunque la pena máxima en Noruega es de 21 años de cárcel, el código penal establece varias posibilidades para no dejar en libertad a convictos que supongan un riesgo potencial para la sociedad.

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