Los acusados por el 11-S se niegan a declarar en protesta por el trato recibido en prisión

Jalid Sheij Mohamed y otros cuatro acusados de participar en los atentados del 11S en EEUU se negaron hoy a contestar a las preguntas del juez de la comisión militar de Guantánamo, que podría condenarlos a muerte, en protesta por el trato que reciben en la prisión.

Sheij Mohamed, supuesto cerebro de los ataques terroristas, y los otros cuatro encausados comenzaron a rezar durante la vista y el único que alzó la voz fue Ramzi bin al Shibh, para acusar a los responsables de esta base naval estadounidense en Cuba de quererlos matar y hacer pasar sus asesinatos por suicidios.

El juez militar que preside esta vista Jame Pohl dio muestras de comenzar a perder la paciencia cuando Sheij Mohamed decidió rechazar los auriculares para escuchar la traducción simultánea, por lo que se pasó a traducción por megafonía, mucho más lenta y problemática.

Pohl decidió leer los derechos de los acusados ante el equipo de la defensa facilitada por el Gobierno estadounidense, mientras los encausados siguieron leyendo el Corán o rezando.

El juez civil de Sheij Mohamed, David Nevin, aseguró que la elección de no hablar es un modo de protesta por el tratamiento que reciben los acusados en el centro de detención de Guantánamo.

TENSIÓN
Por su parte el capitán de la Fuerza Aérea Michael Schwartz, defensor militar de Walid bin Attash, interrumpió el sistema, por lo que fue regañado por el juez por "tocar las líneas rojas". "Las líneas rojas son el miedo a la vergüenza", respondió Schwartz, quien, como otros miembros del equipo de la defensa, ha dicho que EEUU impone normas tan estrictas en estas comisiones militares para evitar que se conozca información comprometedora.

Sheij Mohamed, con una espesa y larga barba y quien estaba sentado en primera fila, sacó un turbante en medio de la sesión y procedió a colocárselo.

Esta primera sesión de hoy se prevé que sirva para fijar las bases del inicio del juicio contra Sheij Mohamed y sus cuatro presuntos cómplices.

Tras la llegada del presidente Barack Obama a la Casa Blanca Estados Unidos procedió revisar el procesamiento de estos presos.

LA SESIÓN
Los cinco reclusos llegaron por separado a la sala del tribunal de Campo Justicia y fueron rodeados por tres guardias cada uno para que no hablasen, aunque en varias ocasiones consiguieron conversar entre ellos.

Bin Attash, el presunto guardaespaldas de Osama bin Laden, llegó atado a una silla de ruedas, aparentemente por problemas de comportamiento antes de entrar a la sala, aunque a petición de la defensa fue desatado.

La larga vista judicial se complicó por diversos detalles y las insistentes quejas de la defensa sobre la dificultades que entraña el sistema del centro de detención en la base naval estadounidense de Guantánamo para poder realizar su trabajo con garantías suficientes.

El juez que preside la vista anunció un receso poco después del mediodía de 20 minutos para que los reclusos pudiesen realizar sus rezos.

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