Dos mil manifestantes se han concentrado este sábado desde primera hora en la plaza Tahrir, en el centro de El Cairo, entre gritos de '¡Vete, vete!' y '¡No violencia!' en protesta porque las medidas anunciadas por el presidente, Hosni Mubarak, no son suficientes.
El jefe del Gobierno egipcio, que lleva en el poder 30 años, ha pedido la dimisión de su Ejecutivo y ha informado de que nombrará uno nuevo, tras desplegar al ejército para contener las manifestaciones que piden en la calle el final de su régimen y un paquete de medidas que combatan la pobreza extrema en el país. El balance de los enfrentamientos: medio centenar de muertos y más de 1.000 heridos en unas revueltas sin precedentes que han hecho temblar el sillón de Mubarak.
En un mensaje televisado, la primera reacción del régimen a las protestas, Mubarak ha anunciado que este sábado "habrá un nuevo Gobierno", y sobre las miles de personas que piden que la historia en Egipto termine como en Túnez, con el presidente derrocado y en el exilio, sólo ha dicho que lamenta "las víctimas inocentes", ya que, a su entender, las protestas "no deberían haberse producido porque las metas no pueden ser alcanzadas con la violencia". Mubarak ha apuntado que "siempre he estado al lado de la gente", y se ha comprometido a reducir el desempleo, así como mejorar la educación y el sistema sanitario.
Mubarak dejó claro que no tiene la menor intención de seguir el ejemplo de su homólogo tunecino, Zine el Abidine Ben Ali, que dejó el poder el 14 de enero forzado por la contestación popular. El rais egipcio, que dijo haber asumido personalmente el control de la seguridad nacional, anunció la formación de un nuevo Gobierno, cuya composición se conocerá hoy, y aseguró entender las reclamaciones de libertad de los manifestantes, siempre que se formulen de una manera pacífica y legal. "Estoy al lado de la libertad de cada ciudadano", ha dicho, pero "hay una delgada línea entre la libertad y el caos".
Fueron inútiles la declaración de un toque de queda desde las seis de la tarde hasta las siete de la mañana y el gas lacrimógeno, las balas de goma y los disparos al aire. Ha sido inútil imponer un apagón de comunicaciones que inutilizó los móviles e Internet y sacar los tanques.
Este sábado, los teléfonos móviles vuelven a funcionar esporádicamente en algunas zonas de la capital. El mensaje del presidente egipcio, poco después de la medianoche ponía fin al peor día de protestas desde que la contestación popular contra el régimen prendió el pasado martes. Las palabras de Mubarak, sin embargo, no calmaron a la multitud que continuó en las calles, desafiando el toque de queda y asegurando que no las abandonarán hasta que el presidente deje el poder.