Obama despierta el patriotismo y EE UU comienza a acusar a Pakistán

El presidente de EE UU, Barack Obama, en una nueva intervención tras conocerse la noticia de la muerte de Osama bin Laden, declaró que los estadounidenses experimentan ahora el "mismo sentimiento de unidad que prevaleció tras los ataques del 11 septiembre".

"Recordamos una vez más que hay un orgullo en aquello en lo que representa este país, y en lo que podemos alcanzar, que va más allá de un partido, y más allá de la política", explicó Obama en una cena en la Casa Blanca con congresistas republicanos y demócratas.

En un breve discurso, el mandatario reconoció: "La unidad que sentimos tras los atentados del 11 de septiembre se ha desgastado algo con los años, y no me hago ilusiones acerca de los difíciles debates que nos quedan en los próximos meses".

Sin embargo, añadió, "sé que ha habido varios momentos como este durante el presente año que nos han acercado como una familia estadounidense", al citar el tiroteo de Tucson o la respuesta ante las terribles tormentas ocurridas recientemente en los estados del sur de EE UU.

"Anoche fue uno de esos momentos. Y por eso esta noche, es mi ferviente deseo que podamos aprovechar algo de esa unidad y ese orgullo para enfrentar los múltiples desafíos que todavía encaramos", concluyó ante los aplausos de los invitados.

Poco antes, el director de comunicaciones de la Casa Blanca, Dan Pfeiffer, había anunciado en su cuenta de Twitter que
Obama tiene previsto visitar la Zona Cero de Nueva York el próximo jueves, donde se reunirá con familiares de las víctimas de los atentados del 11 de septiembre de 2001.

Sospechas contra Pakistán
Estados Unidos ordenó hoy el cierre "hasta nueva orden" de su embajada y consulados en Pakistán, según anunció el portavoz de la legación diplomática en Islamabad, un día después de la muerte de Osama Bin Laden a manos de sus marines.

Bin Laden fue abatido por las fuerzas especiales estadounidenses en un complejo que le servía de escondite en la ciudad de Abbottabad, situada a menos de un centenar de kilómetros al norte de Islamabad.

Tras la operación contra el líder de Al Qaeda, la seguridad ha sido redoblada en todo el país, en vista de la amenaza de los talibanes paquistaníes -TTP en sus siglas en urdu- de vengar la muerte de Bin Laden.

Las autoridades paquistaníes insistieron en sus escasas declaraciones públicas de ayer en que el ataque a la vivienda de Bin Laden fue realizado por fuerzas estadounidenses, un gesto que algunos analistas interpretan como una manera de desviar la ira de los grupos insurgentes hacia EE UU.

Las oficinas diplomáticas norteamericanas estarán cerradas para los "asuntos rutinarios", especialmente la tramitación de visados, aunque embajada y consulados se mantienen abiertos para otros trámites y para emergencias de ciudadanos estadounidenses.

Además, destacados congresistas demócratas y republicanos están solicitando que se tomen medidas contra el país porque entienden que protegía a Bin Laden. Aseguran que el gobierno pakistaní era consciente del lugar en el que se escondía el terrorista, que residía cerca de un cuartel y de la casa de varios oficiales del ejército del país.