La tragedia ocurrió el pasado fin de semana en Alabama (Estados Unidos). Un padre llamado Jeffrey Brasher, de 50 años de edad, y su hijo Austin, de 22, al que estaba muy unido, fallecieron en un accidente de tráfico al chocar sus respectivos vehículos. El joven regresaba a casa a las cuatro de la madrugada en su camioneta tras una noche de fiesta mientras que el progenitor iba rumbo al trabajo con su coche.
El suceso ocurrió a menos de 30 kilómetros de la residencia familiar en Bankston. Las autoridades revelaron a los medios locales que ninguno de los dos llevaba el cinturón de seguridad y que uno de los dos vehículos cruzó al carril contrario. El hijo, al parecer, había consumido bebidas alcohólicas.