¿Quo vadis, Socialdemocracia?

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La situación de la Izquierda en el corazón de Europa es crítica. Los mejores ejemplos son tanto el Partido Socialista Francés (PS) como el SPD alemán que buscan un nuevo rumbo con el que reducir la sangría de apoyo popular. Estos partidos que siempre presumieron de tener el “liderazgo moral” del socialismo europeo se ven ahora relegados por  una derecha que supo adaptar su discurso a los problemas del siglo XXI.

Los partidos de la Derecha, especialmente en estos dos países, tomaron la delantera a la hora de proponer las grandes medidas reformadoras del Estado del Bienestar. Soluciones extremadamente duras en algunos campos, como la regulación laboral o la política de inmigración, pero que no encuentran contrapeso o eco en la izquierda. En apenas dos años, Merkel y Sarkozy consiguieron sin oposición las llaves de una Europa que se mantenía anestesiada en las manos de Chirac, Schröeder y Berlusconi.

El PS lleva en el banquillo de la oposición cinco años, probando fórmulas que no pudieron impedir el ascenso de Sarkozy al Elíseo. El SPD, después de nueve años en el gobierno, ve como está siendo fagocitado por los democristianos de Merkel en la Gran Coalición formada en 2005. Delegados de los dos partidos se reunieron la pasada semana para impulsar un nuevo ciclo y discutir sobre “las vías de futuro de los principales actores de la izquierda reformista de la UE”. 

SPD alemán: La pinza Merkel-Lafontaine
Los socialdemócratas alemanes son los que más presentan problemas más urgentes. El barco hace aguas por todos los lados. Si en las últimas elecciones legislativas Gerard Schröeder consiguió frenar la hemorragia en las urnas, el tiempo revela que se trató tan sólo de una ilusión y el SPD aparece como la rémora que impide las reformas que necesita el país.

Ahora, a la falta de iniciativa y liderazgo interno, hay que añadirle otro 'furúnculo', la creación de ''Die Linke'' (“La Izquierda”), el nuevo partido fundado por tránsfugas del SPD -el ex presidente Oskar Lafontaine a la cabeza- y los herederos del Partido Comunista de la antigua RDA, que en pocas semanas se irguió en las encuestas con un 11% de intención de voto. 

O Congreso de Hamburgo que se celebrará a partir del dila 26 marcará su estrategia electoral y escenificará el comienzo del fin de la Gran Coalición. Mirar a la izquierda parece ser la única vía para escapar de la pinza Merkel-Lafontaine. Hamburgo será la primera ocasión para escenificar el “revisionismo” de las medidas liberalistas llevadas a cabo por el gobierno de Angela Merkel en estos dos años de coalición CDU-SPD.

El patio de colegio del socialismo francés
La delegación francesa salió satisfecha de la reunión con sus colegas alemanes y dice "alegrarse de que el SPD debata la instauración de un salario mínimo interprofesional, un mejor reparto de la riqueza y de una mayor indemnización de los parados”. En todo caso más retórica que ideas para un partido sumido en la indecisión. Si el SPD toca fondo en las encuestas, por lo menos tiene cierta idea del rumbo que pretende tomar en los próximos años.

El PS, en cambio naufraga entre las distintas corrientes que tiemblan en su interior. La derrota ante Sarkozy puso en evidencia el patio de colegio en el que viven los socialistas franceses. ¿Pactar con la centroderecha de François Bayrou como proponía Ségolène Royal durante la campaña? ¿Hacer caso de Strauss-Khan y Manuel Valls y optar por la socialdemocracia-liberal? ¿Volver a la lucha por las 35 horas en la línea de Jospin y Hollande?

La falta de liderazgo interno es aún más aguda que en el SPD, con figuras de primera línea como François Hollande o Ségolène Royal ridiculizados día sí, día también. La victoria de Sarkozy y la incorporación a su gobierno de importantes figuras de la izquierda francesa como Bernard Kouchner o Jack Lang en su gabinete dejaron un boquete más profundo de la que esperaban.

A Socialdemocracia europea indecisa
No mejora en exceso el panorama en el resto de Europa. La única renovación exitosa en el continente llegó hace más de una década con la Tercera Vía de Tony Blair, que se acercó más al liberalismo que los otros partidos socialistas europeos. Su sucesor Gordon Brown continúa en la misma línea y el neoliberal David Cameron podría dibujar próximamente el epitafio de la era laborista más longeva de la historia.

Berlusconi fue relevado en Italia por una coalición de centroizquierda... liderada por un antiguo democristiano, que ve como las medidas impopulares y la crisis económica lo hunden en las encuestas y aúpan a su rival interno. Zapatero llegó al poder en España con un discurso de progreso social, pero al mismo tiempo fue capaz de defender el “déficit cero” como un eje del 'nuevo socialismo' en su sesión de investidura.

Precisamente España se convirtió en uno de los grandes referentes del socialismo europeo en el último lustro, pero cuatro años después de la llegada al poder, el balance de la 'legislatura Zapatero' deja importantes avances sociales -Ley de Dependencia, Ley de Igualdad...- pero también una mayor diferencia entre sectores sociales, con los beneficios de las grandes empresas creciendo mucho más tan rápido que el poder adquisitivo de las clases populares.  

Tampoco la incorporación de los países del Este a la Unión Europea, muchos de los cuales estuvieron en la órbita de la URSS durante décadas, trajo aire fresco a la Socialdemocracia que parece sumergida en un laberinto sin salida.

“Las soluciones que propone Sarkozy, pueden gustar más o menos... pero son soluciones”, decía Patrick Poivre d'Arvor,  relevante comunicador francés durante la última campaña, “en cambio a izquierda sigue sumergida en las trincheras del 68”. Esta crisis de ideas es muy importante en un partido que lideró los debates desde el Mayo Francés. “¿Que le queda a la izquierda si la Derecha también gana la batalla de los valores?” afirma Manuel Valls, una de las figuras al alza dentro del PS, enormemente crítico con la política de Ségolène.

¿Quo vadis 'Estado del Bienestar'?
Hace algunas semanas,  el primer ministro francés François Fillon decía que el Estado del Bienestar francés está en bancarrota. Tal vez demasiado alarmista, pero nadie se atreve a asegurar la viabilidad a largo plazo del modelo que le sirvió a Europa para salir de la crisis y acabar con las luchas intestinas después de la IIª Guerra Mundial.

Hasta ahora, ningún partido socialista fue capaz de definir las bases necesarias para el nuevo Estado del Bienestar, que no puede ser únicamente una protección económica de los trabajadores. Todo un paraguas de nuevas circunstancias que tienen que ser consideradas, como el envejecimiento, el aislamiento o los desafíos del multiculturalismo, en una era donde los estados se debilitan a medida que la globalización de las multinacionales avanza.

La izquierda política y sindical se apaga en una actitud defensiva, sin programas ni ideas necesarias, como demostró la última campaña presidencial francesa. Esta situación de debilidad es crítica para conseguir un equilibrio necesario para la construcción europea frenado por el "no" francés, apoyado precisamente por sectores del Partido Socialista.

Además, el papel de la izquierda tiene que ser fundamental en la formación de un nuevo “Estado social previsor”, que tiene que poner el acento na educación, en los servicios y en la investigación, y no sólo sobre el tradicional gasto público. La nueva batalla de las ideas espera.

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