Concluye con éxito el rescate de los 12 niños y el adulto atrapados en una cueva de Tailandia

Este martes fueron liberados cuatro menores y su entrenador

Un helicóptero del equipo de rescate de Tailandia. RUNGROJ YONGRIT
photo_camera Un helicóptero del equipo de rescate de Tailandia. RUNGROJ YONGRIT

La operación de rescate de los doce niños y el adulto atrapados en un cueva del norte de Tailandia finalizó este martes con éxito. Todos están a salvo y en buen estado tras un operativo escalonado que duró tres días, según informa la marina tailandesa.

Los rescatados salieron de manera escalonada, según el diario tailanés KhaoSod. Los nuevos liberados se suman a los ocho chicos rescatados el domingo y el lunes y que permanecen ingresados en el hospital provincial de Chiang Rai, donde no se les ha detectado problemas graves tras una evaluación de salud.

El contingente internacional de buzos rescatistas volvió a entrar en la cavidad este martes a las 10.09 hora local con el objetivo de regresar con las cinco personas que seguían en el interior de la cueva, en una gruta a unos cuatro kilómetros de la entrada, dijo Narongsak Ossottanakorn, portavoz del operativo.

Otras cuatro personas -un doctor y tres miembros de la Marina- también abandonarán la gruta tras permanecer varios días en tareas de asistencia médica y psicológica del grupo atrapado.

El rescate comenzó el domingo y precisó once horas para sacar a cuatro chavales. Tras un descanso de 14 horas para rellenar las botellas de aire y revisar los planes, se retomaron las operaciones el lunes y se sacó a otros cuatro chicos en nueve horas.

Así es el rescate
Los buzos, junto a las personas atrapadas a unos cuatro kilómetros de la entrada, tuvieron que superar un laberinto de galerías parcialmente inundadas y con desniveles y visibilidad nula. Los chavales, muchos de los cuales no saben nadar, tomaron lecciones de buceo a comienzos de mes.

Cada uno de ellos fue acompañado de dos profesionales, uno delante y otro detrás, que llevaban la bombona de aire que le permitía respirar.

El chico llevaba una máscara que le cubre la cara y que le permitía estar en contacto directo con los buzos, quienes le iban indicando qué hacer. El grupo seguía una guía tendida, pero una parte importante del trayecto era bajo el agua, y se tomaban un descanso en el campamento B, situado a unos 2,5 kilómetros de la entrada.

Los trece -doce escolares de entre 11 y 16 años y su tutor de 26- se internaron en las galerías el sábado 23 de junio tras finalizar un entrenamiento de fútbol cuando una súbita tormenta comenzó a inundar la cavidad y les cortó la salida.