El Supremo austríaco cierra la disputa sobre la casa natal de Hitler

El edificio ha albergado en las últimas décadas una escuela, una filial bancaria, una biblioteca y, hasta 2011, una tienda-taller de una organización para discapacitados
photo_camera Casa natal de Hitler. EP

El Tribunal Supremo de Austria ha zanjado de forma definitiva la disputa judicial entre el Estado y la antigua propietaria de la casa natal del dictador nazi Adolf Hitler (1889-1945) en la Alta Austria, informó este lunes el ministerio del Interior austríaco.

Después de que las autoridades austríacas expropiaran el edificio en 2017, con una compensación de 812.000 euros, la mujer había recurrido ante la Justicia no solo la expropiación sino también el precio estipulado por el caserón de tres plantas situado en el centro de la localidad de Braunau am Inn.

Un tribunal regional de la cercana ciudad de Ried im Innkreis le concedió en febrero pasado 1,5 millones de euros por el edificio, alegando la importancia histórica del edificio.

Sin embargo, el Tribunal Supremo de Austria ha rechazado la compensación millonaria al considerar el precio ofrecido por el Estado como "adecuado", informó el ministerio del Interior.

En marzo pasado, la Corte Europea de Derechos Humanos había rechazado una queja de la antigua propietaria del edificio que había alegado una violación de sus derechos fundamentales.

"Tras la decisión judicial ... se puede iniciar el uso establecido por ley de la casa natal de Hitler para impedir cualquier tipo de apología y excesos nacionalsocialista", señaló el ministro del Interior, Wolfgang Peschorn, en un comunicado.

Agregó que en breve se iniciará un concurso de arquitectos para determinar el futuro uso del edifico.

Hitler nació el 20 de abril de 1889 en un caserón de tres plantas en el casco histórico de Braunau, cerca de la frontera con Alemania, y, aunque su familia apenas vivió allí unos meses, ese legado ha marcado la localidad austríaca de 16.000 habitantes.

Desde 1972 hasta finales de 2016 el Estado austríaco alquilaba la casa para evitar que pudiera convertirse en un lugar que -de alguna forma- ensalzara a Hitler y atrajera a neonazis.

El edificio ha albergado en las últimas décadas una escuela, una filial bancaria, una biblioteca y, hasta 2011, una tienda-taller de una organización para discapacitados, que se mudó porque la propietaria se negaba a adaptar el edificio a sus necesidades.