Abel Pazos: "Si no hubiesen ido a tirar la basura, mi padre hoy seguiría vivo"

►El hijo de la víctima mortal del accidente de Raxó denuncia la peligrosidad en la PO-308: "Nunca iban por ese lado de la carretera". "Si con esto no me metiese en un lío, yo mismo haría un badén"
Abel Pazos, en la entrada del hospital donde se recupera su madre.
photo_camera Abel Pazos, en la entrada del hospital donde se recupera su madre.

A Abel Pazos Ferrándiz le cambió la vida el volantazo de una conductora en la PO-308 el pasado 22 de septiembre.

"Mi padre siempre quiso retirarse en Galicia y nosotros seguiremos como él, enamorados de esta tierra"

Este transportista de Lérida perdió a su padre en el fatídico siniestro e registrado en el tramo de Raxó, en el que un coche se salió de la vía y volcó, tras chocar con un contenedor y arrollar a dos peatones. Su madre también resultó gravemente herida y aún sigue ingresada en el Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo.

Precisamente desde ese hospital, el único hijo de las víctimas quiso denunciar la situación de la carretera PO-308 y del tramo en el que sus padres padecieron el accidente. «Es injusto que no se haya hecho caso a los vecinos. Llevamos 25 años viniendo a Raxó y siempre hubo quejas, pero nadie ha hecho nada hasta que sucedió lo peor», comenta con rabia, antes se sugerir que «si supiese que con esto no me metería en un lío, yo mismo me haría con asfalto y colocaría un badén».

 "Mi madre salió de la UCI hace una semana. La espera una larga recuperación"

Abel Pazos añade que «cada día veo la calle desde la curva, justo antes de la recta donde tuvieron el accidente, y es como un Excalextric. Sé que hay una señal de 50, pero no se respeta y son necesarias más medidas: aceras, badenes, un radar o lo que haga falta».

Pazos Ferrándiz, que lleva dos semanas sometido a una gran carga emocional, sostiene que, «en cuanto mi madre abandone el hospital tendré tiempo de escribir una carta a las autoridades para pedir que se tomen medidas».

El hijo del hombre fallecido reconoce que su oficio, como conductor de mercancías peligrosas, le ha permitido conocer las carreteras de distintos países de la UE «y la realidad es que estamos a años luz, en materia de seguridad vial. Estos días, al circular por esta zona hemos podido comprobar como en la zona de Samieira los peatones pasan a centímetros de los coches. Un simple despiste puede ser fatal».

  "El atestado del accidente está cerrado. No conocemos los detalles. Quien les atropelló también cargará con ello para siempre"

Contenedores. La casualidad también jugó una mala pasada a sus padres en la jornada del accidente, según cree. «Sé que, si no hubiesen ido a tirar la basura, mi padre seguiría vivo, porque nunca iban por ese lado de la carretera, con los coches en el mismo sentido y sin aceras», apunta Abel, que insiste en que, después del mal trago de perder a su padre, un pequeño alivio lo ha hallado en el apoyo que le han ofrecido los amigos y conocidos de Raxó.

«La gente se ha portado muy bien y agradecemos el cariño y el apoyo», señala, para aclarar que ya se han tomado medidas legales para que se diriman las responsabilidades sobre el accidente. «El atestado está cerrado y no lo conocemos. La causa del accidente aún es una incógnita, parece que pudo ser un despiste y la velocidad, pero mi madre y yo creemos que la persona que lo hizo cargará con ello para siempre. Sin saber detalles del atestado, no tenemos resentimiento, aunque, al contrario de lo que nos dicen los vecinos, nos importa poco quién ha sido, y no queremos conocer ni saber más de él o ella».

Abel sostiene que su padre, Miguel Pazos, «siempre dijo que quería retirarse aquí, morir en Galicia» y que su mujer e hijo «seguiremos como él, enamorados de esta tierra. No renunciaremos a Raxó, a Poio ni a Areas. Sería una cobardía huir de donde ha sucedido algo malo y no queremos».

El siniestro, sin embargo, les cambiará la vida a él y a su madre. Ella, hace apenas una semana que abandonó la UCI, tras recuperar la conciencia, está pendiente de una lenta recuperación, tras sufrir más de media docena de fracturas. Él ya ha renunciado a su trabajo para cuidarla y quiere buscarse uno que le permita estar cerca de ella a diario.

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