Agua y piedra

PONTEVEDRA. La atmósfera es una de las claves del diálogo que mantienen desde hoy, en el Pazo da Cultura de Pontevedra, la obra de Eduardo Dios (Pontevedra, 1946) y la de Pancho Rodiño (Pontevedra, 1967). Lo dice el comisario de la muestra, Ramón Rozas, que es también el coordinador del ciclo en el que se enmarca esta exposición, ‘Na beira do río. Diálogos na pintura’. En su tercera edición, esta actividad, que abre el Outono Cultural del Concello de Pontevedra (se inaugura hoy a las 20.00 horas, entrada libre) y que reivindica la creación pictórica con una gran exposición anual, reúne en el mismo espacio el trabajo de dos de los creadores más significativos de Pontevedra en la actualidad.

Coindicencias

«Existe un clarísimo elemento unificador entre nosotros: el entorno », dice Eduardo Dios. El pintor más veterano del dúo cree que, aunque formalmente las diferencias entre uno y otro son notables, «un ojo sutil» apreciaría puntos de unión muy importantes entre su obra y la de Rodiño. «Las humedades, el mar, el efecto del agua, los grises, la bruma...», señala. «Es muy interesante porque de alguna manera nos lleva directamente al título de esta propuesta, ‘Na beira do río’, que a mí me sedujo desde el primer momento». «Yo diría que nos aproximamos en el aspecto poético de la obra», apunta Pancho Rodiño.«Y en un creciente interés por el paisaje, la naturaleza... Incluso por el paisaje modificado por el hombre: la arquitectura». «Geometría» es la palabra que acaba soltando Eduardo Dios. «Geometría muy organizada». Y otras dos coincidencias. «Agua y piedra», dice el pintor de más edad. «Nuestra paleta de tonos. En algunos momentos nuestra obra se aproxima tanto que parece fundirse de alguna manera».

Diferencias

Para los dos creadores, las diferencias más importantes entre sus trabajos son las evidentes. «Las que saltan a simple vista: nuestros discursos pictóricos no tienen nada que ver». Dice Eduardo Dios que su compañero es «más fiel a la contemporaneidad », mientras él se considera a sí mismo un creador atemporal. «Mis referencias van desde lo mítico a la actualidad», explica. «Aunque ciertamente en el trabajo de ambos se aprecia una especie de ‘tiempo detenido’ muy interesante, que nos devuelve al Lérez, un río sin corriente, que es como un remanso».

Pancho Rodiño no comparte del todo las apreciaciones de su compañero de exposición. «¿Qué es contemporáneo y qué no? A mí me interesa desde Altamira a Lucio Muñoz pasando por Velázquez y Mondrian. En realidad, yo creo que usamos caminos diferentes para intentar llegar al mismo punto. Los dos compartimos el mismo ideal: la búsqueda de la belleza».

Pintura

«Ahora mismo estamos en el mejor momento de la historia de la pintura. Te hablo de lo que se ve, pero también de lo que no se ve. Hay gente por ahí oculta que hace trabajos fantásticos. Internet está haciendo mucho por ellos», explica Eduardo Dios. «Otra cosa son las ferias de arte, esos cañonazos mediáticos, un conglomerado espantoso entre lo confuso y el neocapitalismo salvaje».

Pancho Rodiño está de acuerdo. «Por un lado está el mercado del arte y por otro el mundo del arte», dice. « S on c o s a s diferentes. La pintura sigue ahí porque siempre ha estado ahí y siempre lo estará. Yo no concibo un mundo sin pintura, igual que no lo concibo sin poesía o sin música ».

Para ambos exponer en el Pazo supone un punto de inflexión en su carrera. «Es un regalo, un auténtico privilegio, algo irrepetible».

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