¿Al final quién ha ganado?

Seguro que alguno de ustedes está empezando el periódico por esta última página. Por favor, no se asuste

Esto que leen es un experimento sociológico-periodístico, que diría Mercedes Milá, aunque a diferencia de las sucesivas versiones de su ‘Gran Hermano’ es muy probable que esta sea la primera y última edición de semejante invento. 
De los periodistas se dice que somos especialistas en predecir el pasado, y eso lo hace cualquiera. Por eso, dado que tengo que enviar esta página antes de que empiece el Clásico por cuestiones de horario en el cierre del periódico, y como no hay otro tema de mayor interés, me he propuesto esta singular innovación periodística: escribir la crónica antes del partido; eso sí, con mi habitual neutralidad y honestidad. 
A los quince minutos Undiano Mallenco ya nos ha escamoteado un claro penalti pero no ha podido anular el primer gol de Messi. El argentino ha atrapado el balón en la medular, recorta a Ramos, esprinta hacia la corona del área y antes de que Pepe pueda retorcerle el tobillo le hace un caño, gira hacia un costado y venciendo a Diego López convierte hacia el palo derecho el 0-1. 
Para entonces Cristiano ya habrá intentado ensayar una pose de culturista tras un par de tiros errados, justo antes de que a la media hora Messi vuelva a marcar para hacer el 0-2 de falta directa. Un plano corto sobre Cristiano permite leer sus labios: «Qué inxustiza, qué inxustiza,...» 
El partido se calienta y Pepe trata de presionar la salida de Busquets, pero antes de que llegue a su altura y sienta su aliento, el medio centro catalán sufre un ataque de apoplejía y se retuerce sobre el césped como la niña de exorcista. Tarjeta para el central brasileño y gritos de los Ultras Sur; «¡No son españoles, que son hijos de puta!». Artur Mas sonríe desde su casa. «Algo de razón tienen, que españoles no somos» le comenta entre risas a Francesc Homs, su portavoz y asesor soberanista, que sin embargo no puede evitar una mueca de preocupación: «Sí, jefe, lo que usted diga, pero como nos tomen en serio la consulta y encima ganemos, el derbi con el Sabadell lo ve usted solito». 
Tras el descanso caen los goles con parecida cadencia. Pedro hace el 0-3 tras irse por velocidad de Marcelo y a renglón seguido en un arreón del Madrid Cristiano cae en el área. Penalti y 1-3. Quedan 20 minutos y se anima el Bernabéu, pero en un contragolpe Iniesta envuelve el balón como una croqueta y hace la vertical tras pase raso de Xavi (su tocayo Xabi llega tarde para rasparle la espinillera), ve a Neymar desmarcado —bueno, a Neymar mejor no, que siempre se cae— pasa a Messi y este acaba con los cánticos de esperanza del fondo sur. 
Cerca ya del final pitan falta en el lateral del área. Centra Cruyff y marca Sotil, no, perdón, que me he hecho un lío con el partido restaurado de la temporada 73/74 que pusieron en la víspera. Quise decir que centra Messi y de cabeza Piqué cierra la cuenta. 1-5 y todos a la ducha, entre ellos yo, que ya me he acabado solito la botella de jb y empiezo a tener problemas sensoriales. No espero más y pulso la tecla de ‘enviar’ en el ordenador. 
No sé si mañana la gente flipará con esta crónica, que ahora se empiezan los periódicos por la contraportada y a lo peor en vez de 1-5 acabaron 5-1. Pero yo me fío de mi instinto, como los antiguos habitantes de las cuevas de Altamira, que a ellos antes de cazar les bastaba con pintar sobre el techo unas flechas clavadas sobre unos bisontes para que se cumpliesen los pronósticos. Yo me he limitado a hacer lo mismo. 
Porque a fin de cuentas todo en esta vida, desde la prehistoria, está traspasado por la pasión y la ilusión previa a las grandes citas, que es lo que realmente se disfruta. Ya lo decía Jacinto Benavente; lo mejor de hacer el amor es cuando subes las escaleras. 

Adiós, señor presidente 
Poco antes de concluir esta crónica anuncian en directo la muerte de Adolfo Suárez. Prescindo de la ironía para recordar a un señor de pies a cabeza, un demócrata convencido cercado por la banca, los militares y por la derecha que ahora lo alaba y antes lo tachaba de traidor. Si quieren acercarse a su figura, dos recomendaciones: ‘Puedo prometer y prometo’ de Fernando Ónega y ‘Anatomía de un instante’ de Javier Cercas. Como diría Gutiérrez Mellado tras el 23-F: «No cabe actuación más gallarda de un presidente de gobierno».

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