Alarma social ante la estancia en Lugo de un asesino y violador salido de la prisión de Bonxe

Manuel Martínez Quintas abandonó en los últimos días la cárcel de Bonxe, donde cumplió una condena de 20 años
La imagen distribuida por Whatsapp alertando sobre la salida de prisión de El Quintas
photo_camera La imagen distribuida por Whatsapp alertando sobre la salida de prisión de El Quintas

Las fotos con el documento comenzaron a compartirse el miércoles, aunque fue ayer cuando su intercambio por centenares de grupos de Whatsapp puso el alerta a toda la ciudad. Al principio con dudas, porque el documento no llevaba membretes oficiales ni citaba fuentes. Pero toda la información, muy detallada, que contenía resultó ser cierta: Manuel Martínez Quintas, ‘El Quintas’, estaba residiendo en Lugo desde el pasado martes, cuando abandonó la prisión de Bonxe tras cumplir veinte años por una brutal violación. Antes, había cumplido otros trece por el asesinato de una pareja de adolescentes, ambos delitos cometidos en Zamora.

Las centralitas de la Policía y la Guardia Civil recibieron numerosas llamadas de ciudadanos preocupados preguntando si era cierto, y a media tarde ya se intercambiaban por las redes sociales fotografías en las que supuestamente El Quintas aparecía en la Praza da Constitución, frente a la estación de autobuses, compartiendo conversación con el grupo de indigentes que suele reunirse en ese lugar. Y sí, también se confirmó que era él.

El Quintas, sin embargo, es un hombre libre, ya que ha salido de prisión tras cumplir el máximo de la pena que permitía el Código Penal por el que fue condenado por tres delitos de violación y uno de detención ilegal de una mujer en Zamora: ha estado dentro 20 de los 27 años a los que fue sentenciado.

Eso implica que es libre de vivir o de moverse por dónde quiera y que ni Policía ni Guardia Civil pueden controlarlo si no vuelve a delinquir. No obstante, fuentes de los cuerpos de seguridad reconocieron ayer a este diario que sí que habían sido avisados de su salida de prisión y que permanecen en alerta, dentro de las posibilidades legales.

SIN PULSERA DE CONTROL. Lo que nadie consiguió aclarar es el motivo por el cual no se ha cumplido la única medida de control que sí estaba respaldada legalmente. Tal y como informó Susana Arizaga en La Opinión de Zamora el pasado día 17, la sentencia incluía también que una vez salido de prisión no podría acercarse ni residir en la provincia de Zamora y en otras localidades de Valladolid, Alicante y Huesca. Se trata de una orden de alejamiento de su víctima y de la familia al completo de esta.

Por este motivo, señalaba la información y pudo confirmar ayer El Progreso de boca del propio protagonista, la Audiencia de Zamora ordenó que se le colocara en el tobillo una pulsera GPS, para tener en todo momneto controlados sus movimientos. El abogado de El Quintas recurrió esta medida, pero la Justicia la confirmó ante «la gravedad de los delitos cometidos contra la víctima, la peligrosidad demostrada por el condenado y porque la víctima estuvo sometida a tratamiento postraumático debido a las agresiones sexuales continuadas».

Pese a esta orden judicial, Manuel Martínez ha abandonado la prisión de Bonxe sin ninguna pulsera de localización. Este diario intentó ayer obtener una explicación oficial al respecto, sin conseguirla.

En estas condiciones, El Quintas vive estos días con total tranquilidad en Lugo. Aún no ha establecido aquí definitivamente su domicilio, pero sí que informó en prisión de que su intención era esa. Este hombre tiene 66 años y recibe una pensión asistencial, por lo que ha de facilitar un domicilio para que se le pueda entregar. Ayer, sin embargo, todavía no se había empadronado en la ciudad, tal y como revelaron fuentes policiales.

LA VIOLACIÓN. El Quintas fue condenado a 27 años de prisión, de los que ha cumplido 20, por la violación de una joven que vivía en su mismo barrio. Los hechos sucedieron en una zona del entorno del río Duero conocida como Los Pistones, el 1 de octubre de 1997, después de haber quedado en libertad condicional en diciembre de 1996 por un doble asesinato anterior.

La sentencia recoge cómo este hombre acechó sin ser visto a la joven, de 30 años, mientras estaba tomando el sol y luego la asaltó. Armado con una navaja y una pistola, la retuvo durante tres horas, tiempo durante el cual la violó tres veces. A las tres agresiones sexuales sumó otro delito de detención ilegal.

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