Anceu suena como Yellowstone

El Concello de Ponte Caldelas da a conocer un estudio realizado hace tres años sobre la calidad del sonido ambiental de un área de 17 hectáreas del municipio, en Eiras ►El investigador halló resultados de gran calidad, con más de un 50% de sonidos no generados por el hombre
Uno de los medidores empleados en el estudio, en un punto de toma de muestras, en Anceu
photo_camera Uno de los medidores empleados en el estudio, en un punto de toma de muestras, en Anceu

Hace falta una mínima noción de inglés, o un buen diccionario, para determinar que, en el idioma anglosajón, para decir paisaje, se emplea la palabra ‘landscape’. Lo que probablemente no sea tan conocido, ni para un experto en dicha lengua, es un derivado de este término específico para el sonido de los espacios en estado natural. Este concepto, acuñado como soundscape -paisaje del sonido-, es uno de los valores con los que los países pueden medir el nivel de degradación o conservación de sus parques naturales o espacios de especial valor. A buen seguro que en Anceu, Ponte Caldelas, o en la zona que circunda el embalse de Eiras, en Fornelos de Montes, muy pocas personas saben que soundscape significa paisaje sonoro, pero, a pesar de esto, los habitantes de esta zona, y también los visitantes, cuentan con el privilegio de tener un mapa sonoro de calidad similar al de los parques mejor conservados de Estados Unidos, como por ejemplo el de Yellowstone, o el área del Gran Cañón.

En esta zona de Eiras cuentan con su propio mapa sonoro desde hace tres años gracias a la investigación del profesor de la Universidad de Cádiz Ricardo Fernández Molina, que invirtió varios meses en registrar y analizar todos los sonidos que se producen en varios puntos del entorno, con especial referencia a Anceu, A Esfarrapada y O Ramís.

Fernández Molina, que se especializa en ingeniería de sonido, no pretendía demostrar la calidad ambiental del sonido, sino testar en esta zona de 17 hectáreas habitada por 300 personas la validez del método de medición y los parámetros empleados a la hora de hacer estos mapas sonoros y, sobre todo, si la estrategia de estudio puede valer para fijar protocolos en la UE para estandarizar lo que se llama Lnat, el nivel sonoro del ambiente natural. El resultado de su trabajo se publicó en 2014, y sirvió para dar paso a uno más amplio, ya en el Sur, dirigido a determinar la incidencia que tienen los ruidos que producen los humanos en las especies que habitan los espacios naturales, con especial atención a todas las frecuencias, incluso las que pasan inadvertidas al hombre y que pueden dañar a los animales.

Pero lo más interesante para Ponte Caldelas, y así lo destacó su alcalde, Andrés Díaz, tras conocer los detalles de este trabajo, es que los resultados recogidos en Eiras arrojan parámetros espectaculares en cuanto a la calidad del paisaje sonoro. Así, los registros sitúan por encima del 50% el tiempo en el que solo se gravó silencio, sonidos de aves, ruidos de corrientes de agua o de hojas movidas por la brisa. Además, en el 48% del tiempo en que se registró ruido humano, un 6% corresponde a distorsiones tales como el paso de unas ovejas o el ladrido de los perros. Una paz que en la mayor parte del día no supera los 27,3 decibelios, frente a los 70 de las ciudades.

Comentarios