¿Cuándo empezó a interesarse por el cine?
Yo creo que desde que era niño. Entonces no teníamos tele en casa y solo podía ver películas en cines. Aquello me fascinaba. Mi padre tenía una cámara súper 8 y se la robaba cuando podía, luego me compré una montadora y hacía alguna cosita.
¿Y cómo terminó dedicándose a ello?
Lo que yo quería era hacer cine, pero entonces solo había Imagen y Sonido dentro de la carrera de Periodismo en Madrid. Mis padres me convencieron de que no y como tenía buena mano para el dibujo, me matriculé en arquitectura en A Coruña. Pero al final acabó llegando el cine por ahí. Un compañero, Jesús Vecino, tenía su empresita, me llamó para hacer un story board y empecé así: haciendo dibujos y luego ya decorados. Después hice un corto, me presenté a concurso y lo gané. El cine me fue liando y yo me dejé liar porque era lo que me apasionaba. Pero profesionalmente, no empecé hasta casi los treinta años.
Cuando tiene una idea, ¿cuáles son sus criterios para que sea animada o en imagen real?
Una idea que te hace brillar los ojos normalmente viene acompañada del género y del formato. Sabes que va a ser una comedia o un drama.
¿Y el formato?
Igual que viene el género, viene el formato. Dices: "Esta idea es muy buena, pero para un corto, porque no podría desarrollarla más" o para una animación. Aunque hay veces que no. Con Arrugas que ya era una novela gráfica, el productor me la mandó para hacer una adaptación y yo la vi como una película de imagen real...
Pero al final no...
Al final el productor pensó que películas en imagen real sobre el alzhéimer había muchas, sin embargo en animación no y el tiempo yo creo que le dio la razón...
Pues parece que sí, porque funcionó y además fue muy premiada...
Sí, sí... Si la historia esta bien. A mí me pasó con Arrugas que la gente salía del cine y decía que se olvidaba de que era animación porque la historia les absorbía. Con Memorias (de un hombre en pijama) trataremos de que la gente vea una comedia y se olvide de que es una animación. Ahí los actores ayudan mucho, Raúl Arévalo, María Castro...
"La docencia me gusta porque me conecta con la realidad y con otra generación"
El cine le fue llevando a la docencia, ¿qué le ha aportado este campo?
Pues mucho, la verdad. No me veía como docente, enseñaba lo que hacía. Al final sí que le cogí el gusto porque me conecta con la realidad y con otra generación. Un guionista tiene que estar muy atento a todos los cambios. Por ejemplo, el guion de Memorias lo empezamos escribiendo Paco (Roca) y yo, pero en seguida vimos que iría a un público bastante juvenil y que además tenía una gran presencia el protagonismo femenino. Necesitábamos la sensibilidad de una mujer y fue cuando entró Diana López Varela y le dio un buen giro al guion.
¿Suele introducir a personas con distintas perspectivas para escribir un guion?
Sí, sí. Yo creo que es fundamental meter distintos puntos de vista, trabajar en equipos multidisciplinares y cada vez hay más guionistas mujeres, que también iba siendo hora, porque la visión femenina en el cine es fundamental.
Esta es una pregunta de rigor. Ha ganado tres Goyas, fue nominado al Oscar. ¿Cómo vivó estas experiencias?
Es una parte muy gratificante pero también muy pequeñita. Lo importante es disfrutar de tu trabajo. El premio vendrá o no, porque depende de muchas cosas. Pero no puedes estar pensando en ellos cuando trabajas, porque a lo mejor no llega y puede generar insatisfacción y con lo que tienes que estar satisfecho es con tu trabajo. El premio es una recompensa final.
Ahora en verano hay más tiempo para ponernos al día con el cine. ¿Qué películas recomendaría?
En verano vienen estrenos familiares. Tadeo Jones 2, que te la recomiendo, sale este mes. Para ver en casa: clásicos. Películas de John Ford, Howard Hawks porque aunque las veas cien veces, siempre descubres algo nuevo.
