Así funciona la 'colcha' que tapará el suelo incendiado

Medio Rural aplicará el 'helimulching' una técnica pionera desarrollada en Lourizán que evita que la erosión dañe los montes quemados
Consecuencias del gran incendio forestal de Barbudo en 2013
photo_camera Consecuencias del gran incendio forestal de Barbudo en 2013

La provincia de Pontevedra se prepara para recibir al personal que trabajará en la recuperación del monte quemado durante los incendios del verano. En A Coruña, en Porto do Son, se han iniciado las tareas de aplicación del 'helimulching', esa capa de paja que se lanza desde un helicóptero para cubrir el manto negro que dejaron las llamas. Hace apenas tres años esa técnica se aplicó por primera vez en la comarca de Pontevedra, en el suelo devastado por el incendio más voraz que registró Ponte Caldelas en la presente década: el fuego de Barbudo. Más de 600 hectáreas ardieron durante una noche en la que todo jugó en contra del monte y de los vecinos, que lucharon por salvar sus viviendas en A Roca, Esfarrapada, Barbudo y Anceu.

Pasado el susto, en octubre de 2013, llegaron el primer camión cargado de pacas de hierba seca y un helicóptero. Aquella lluvia de paja causó escepticismo inicialmente, pero el tiempo acabó dando la razón a los integrantes del equipo de Protección Forestal del Centro de Investigación Forestal de Lourizán capitaneado por José Antonio Vega en colaboración con las investigadoras Cristina Fernández y Teresa Fontúrbel: esa cobertura salvó el suelo de las 'escorrentías'.

Un simple paseo en coche por el monte que en 2013 quedó desierto permite comprobar que el negro ya es verde y está tomando los colores propios del otoño.

"En las parcelas en las que se había hecho el acolchado se recogió un 90% menos de suelo (material erosionado) que en las parcelas que no tenían 'mulching'"

UN 90%. Una de las artífices de este resultado es Cristina Fernández, que trabaja en la parte logística de este programa, apoyado por la Consellería de Medio Rural.

Ella realiza los trabajos de campo sobre el monte quemado y explica como se sigue midiendo el resultado. "Para poder testar de forma objetiva si este tratamiento de ‘mulching’ funciona o no, se instalaron una serie de parcelas, con unas mallas de recogida de sedimentos que se vacían periódicamente para pesar la cantidad de suelo que se perdería", explica. Aquí, en Barbudo, hay 30 de esas parcelas de investigación. El fruto de los trabajos es claro: "En las parcelas en las que se había hecho el acolchado se recogió un 90% menos de suelo (material erosionado) que en las parcelas que no tenían 'mulching'. O, al revés, en una parcela sin tratamiento se recogieron, como promedio, 50 toneladas por hectárea el primer año después del incendio, mientras que en una parcela con helimulching se recogió una o una y media. Esto demuestra empíricamente que esta técnica es efectiva".

Otro de los parámetros para medir el resultado es el nivel de recuperación vegetal con "un seguimiento del crecimiento de las plantas, de la cobertura por especies, de si la composición florística cambió en función de haber aplicado el tratamiento. Lo que encontramos es que el uso de 'acolchado vegetal' no tiene ningún efecto, e incluso, en los sitios donde hay más sequía en verano, favorece el crecimiento de las plantas, pues ayuda a que se produzca una menor evaporación del agua", explica. Los trabajos de su compañera Teresa Fontúrbel se encargan de controlar si este suelo ha perdido calidad en su composición desde el incendio y si podrá ser productivo.

El plan de trabajo, que se repetirá probablemente en cuestión de semanas en distintos puntos de la provincia ayudará a conservar el suelo en su sitio, pero también a evitar los daños de las riadas y la llegadas de lodos a las rías.

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