Basterra dice que si quisiera drogar a su hija habría comprado el Orfidal en otra ciudad y no cerca de su casa

Alfonso Basterra, el padre de Asunta, la niña hallada muerta el pasado 22 de septiembre en Teo, confía en la inocencia de su expareja y madre de la víctima, quien ha rechazado un encuentro en prisión entre ambos alegando que no quiere ver al que fuese su marido "ni en pintura".

En una entrevista, publicada en El Correo Gallego, Basterra cuenta que hasta que se levante el secreto de sumario desconoce qué pruebas existen contra él, lamenta que "para colmo" la reserva sobre las actuaciones puede prolongarse más de un mes e indica que, en el caso de Rosario Porto, los indicios comprometedores contra ella "quizás no lo sean tanto".

"Solo puedo decir que confío en su inocencia, que deseo con todas mis fuerzas que pueda salir bien de este embrollo y que, pese a no ser religioso, pido a diario que sea así", afirma desde el penal coruñés de Teixeiro.

La acusación que pesa sobre Rosario Porto y Alfonso Basterra, los únicos imputados, encarcelados desde el 27 del mes pasado y que han negado los hechos, se ha elevado de homicidio a asesinato y en el endurecimiento de la calificación han pesado las pruebas forenses -sangre, gástricas y de pelo- al revelar que Asunta era sedada con Lorazepam, un ansiolítico cuyo registro más alto corresponde al día 21, jornada en la que murió la pequeña.

Basterra, según informa este diario, habría cursado una petición para ver a Porto en la cárcel, que ella habría negado con un contundente "no lo quiero ver ni en pintura". La intención de él era celebrar un encuentro porque quería abordar "algunos aspectos".

A este periódico, en el que ha trabajado, Basterra le cuenta que un día pudo saludar a Porto "a distancia" y que una vez coincidieron "y le pude dar ánimos".

La impresión es que no se muestra del todo cómodo al tratar este asunto. Previamente dice que estuvieron veinte años juntos, y matiza que pese a que por "problemas" se separaron, en los últimos meses se había producido un acercamiento y "estábamos bien de nuevo", "cada uno hacía su vida en pisos separados pero nuestra relación volvía a ser buena. El cariño permanece".

Así, el pasado verano, recuerda, Rosario Porto estuvo hospitalizada por un "cuadro de estrés brutal" que coincidió con unas obras de reforma en su piso de General Pardiñas, en Compostela. "Yo le hice toda la compañía que pude", apunta Basterra, quien añade que a ella entonces le recetaron Orfidal para que pudiese "descansar bien" una temporada, al tiempo que confiesa desconocer si tomaba algún medicamento de estas características con anterioridad.

También admite que compró él mismo "varias veces" este fármaco, cuyo principio activo es Lorazepam: "ni lo negué ni lo niego. Lo hice con recetas de la Seguridad Social y en una farmacia que tengo cerca de casa".

Respecto a la muerte de su hija afirma que lo se cuenta es muy extraño, que si hubiese sido él y su deseo fuese "no dejar rastro", habría ido "a comprarlo a otra ciudad" y se pregunta "en qué cabeza cabe que vaya a comprar al lado de mi casa pastillas con las que, según dicen, estaba drogando" a su hija.

En la entrevista también manifiesta que su relación con Asunta era "fenomenal", que se veían "siempre que quería" al no haber un régimen de visitas, y que la menor comía muchas veces en casa de él. "¿Para quién voy a cocinar yo ahora? Me he quedado solo en el mundo, absolutamente solo", se lamenta.

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