El blockchain como elemento estrella en la red

El blockchain como elemento estrella en la red (2)

Seguro que si eres un usuario muy activo en redes sociales, te interesa la tecnología o te gusta investigar sobre nuevos desarrollos en la red, habrás oído hablar de la tecnología blockchain. Si no es así no te preocupes porque vamos a intentar desgranarla y explicar cuáles son sus usos, ya que su eficacia atrae a cada vez más sectores y empresas. Como lo define Wikipedia, este anglicismo podría traducirse como "cadena de bloques" y que tiene que ver con la agrupación de datos en internet. Lo que permite es proteger la identidad de los participantes, eliminar intermediarios y facilitar el traspaso de información.

Pongamos el caso de que un usuario quiere transferir dinero desde su cuenta a la de un amigo. Lo normal es realizar una transferencia, pero esa transferencia tiene un apellido, llamado "bancaria". El banco es el que se encarga de mover el dinero de una cuenta a otra y se queda en su poder tanto con nuestros datos como con los de nuestro amigo. Básicamente, lo que es un intermediario. Lo que plantea el blockchain es la capacidad de cambiar eso, descentralizar el paso de la información y que esta quede bien cifrada, salvaguardando el anonimato de las personas.

Lo que plantea la cadena de bloques es que haya varios nodos, o usuarios, que verifiquen que en mi cuenta hay dinero suficiente como para realizar ese traspaso y se lo envíen al receptor. Ese movimiento queda registrado en cada uno de los nodos, por lo que podría comprobarse en cualquiera de ellos si en el futuro quisiéramos revisarlo. ¿Y por qué se le llama cadena de bloques? Porque cuando se van uniendo muchas transacciones, estas van quedando unidas en bloques unas a otras, formando una cadena. En el caso de que alguien quiera quedarse ilícitamente con esa información va a tener que emplear muchos recursos, ya que estará obligado a trastocar toda la cadena.

Parece un proceso bastante seguro, y que podría ser aplicable a muchas empresas y sectores que pasan dificultades en la red en ese sentido. El problema es que el blockchain es un proceso cada vez más costoso y no cualquier factoría puede invertir en este con garantías de éxito. Lo bueno es que esta cadena es aplicable a otros muchos procesos que no sean meramente económicos o financieros. Y ponemos a los bots como mejor ejemplo.

Los bots son máquinas inteligentes que son diseñados en muchas ocasiones para hacer el mal. Los videojuegos y juegos en línea tienen muchos en sus plataformas y normalmente suelen tener fines fraudulentos. En los juegos de póker suelen colarse muchos de estos bots que requisan dinero de las cuentas de los jugadores. Salas como partypoker centran parte de su actividad en detectar cuentas bots y así eliminarlas y recuperar el dinero captado del fraude. El blockchain es una tecnología que podría ayudar, ya que es mucho más complicado que alguien pueda trucar el sistema.

El blockchain como elemento estrella en la red

Entre esas aplicaciones también hay países que le están dando una vuelta de tuerca a la cadena de bloques para mejorar el registro de la propiedad. Según el medio financiero Nikkei, el Ministerio de Justicia de Japón habría registrado más de un 6% de propiedades que no habrían cambiado de dueños en 50 años a nivel nacional, y más de un 26% a nivel local. Eso es porque cada territorio lleva un libro de cuentas independiente donde se van actualizando los registros, pero no siempre se hace de una manera efectiva. El país nipón estaría pensando en el blockchain como alternativa para iniciar un nuevo proyecto.

El objetivo sería mejorar la eficiencia de las transacciones inmobiliarias y que dentro de ese gran registro pudiera entrar la propiedad privada, aunque con restricciones, y también los registros de áreas agrícolas y forestales. Todo el sistema de obra pública y de adjudicación de territorios se reforzaría y eso gusta mucho en territorio asiático. En Dubai también se estaría planteando algo similar. Mientras tanto, en Europa lo que podrían plantearse son cambios a nivel de servicios públicos, gubernamentales, y que tengan que ver con la seguridad social. Todo el tema de gestión de identidades podría quedar más compacto si se aplican las herramientas adecuadas.

Y ahora que se están pidiendo cambios en la sanidad pública debido a las grietas que ha provocado el covid-19, precisamente para procesos sanitarios podría ser aplicable la cadena de bloques. Esta podría resolver el problema de los historiales médicos, donde no siempre se registran todas las consultas y todas las variaciones que cada paciente va sufriendo con el paso de los años.

Incluso los perjudicados por la llegada del blockchain podrían estar buscando una alternativa. Varias entidades financieras investigan cómo aplicar la cadena de bloques en sus sistemas de gestión habituales. Aunque el anonimato sigue siendo algo que no entra dentro de sus planes y que este sistema no puede dejar de lado, podrían estar cerca de una solución alternativa. Lo mismo ocurre con los servicios de almacenamiento en la nube, donde todo pasa por un mismo proveedor de servicios. Ya hay proyectos en búsqueda de descentralización en esta rama y otros que basan en la centralización su nueva propuesta.

Y curioso y controvertido es el sistema de las comunidades musicales. Aplicaciones como Spotify estarían en búsqueda de crear su propia cadena de bloques que les permita mejorar su rendimiento y revitalizar su recuperación en este 2020. Hay voces críticas que afirman que no es posible la aplicación del blockchain en este sector y que incluso en el pasado se intentó llevar a cabo una base de datos que recopilara todo, pero nadie estuvo por la labor de apoyar la idea. En cualquier caso, solo es cuestión de darle una vuelta al concepto principal de la herramienta y adecuarla a lo que cada actividad demanda.

Lo que está claro es que si esta tecnología avanza como piensan muchos expertos en la materia, podría hacer tambalear a grandes centralizadores de información como las empresas responsables de las redes sociales, que son a través de las que mandamos nuestros mensajes y exponemos nuestros gustos en la red. Esa información podría empezar a ser nuestra y solo nuestra.