«Cada vez que hay un temporal me da la sensación de que todo se va a venir abajo»

La fuerza de la marea ha provocado importantes daños en la parte baja del hotel. fotos: rafa fariña
photo_camera La fuerza de la marea ha provocado importantes daños en la parte baja del hotel. fotos: rafa fariña

SANXENXO. Cuando el mal tiempo se instala en Sanxenxo y la marea empieza a subir, Alfonso Troncoso tuerce el gesto. Después de más de una década sufriendo los avatares del océano, el que en su día fue patrón mayor de la Confraría de Pescadores Santa Rosalía continúa sin hallar una solución a los problemas generados por las mareas en las inmediaciones de su establecimiento hotelero y de su hogar.

Las secuelas de la última visita de las inclemencias meteorológicas en su negocio todavía son patentes a día de hoy. Uno de los muros está a punto de venirse abajo, consecuencia de los golpes constantes de las olas. Hubo un tiempo en el que, a pesar de su proximidad al mar, el Hotel Príncipe era un remanso de paz. Sin embargo, eso cambió a finales de la década de los 90, cuando se empezó a construir el Puerto Deportivo Juan Carlos I. Al menos así lo entiende Troncoso, que es tajante al asegurar que la dársena, una de las joyas de la corona de la villa turística, es la causante de esta situación. Según explica el antiguo responsable del pósito sanxenxino, «la construcción del nuevo puerto provocó el vaciado de arena en varias zonas cercanas, entre la que se encuentra A Carabuxeira». Este hecho motiva que los cimientos del establecimiento que regenta se ecuentren prácticamente expuestos a la marea cuando ésta sube de forma desmesurada, tal y como ocurrió durante el último temporal.

Daños más graves

El afectado reconoce que los daños provocados por las primeras inclemencias meteorológicas de 2014 fueron más graves que los registrados en otras ocasiones pretéritas. «Esta vez la cosa es mucho más seria», subraya. «En los últimos días, cuando el mar golpeaba esta zona, parecía que todo el inmueble se iba a caer».

Esta sensación no es nueva para Alfonso Troncoso, que reconoce que «cada vez que hay temporal me da la sensación de que todo se va a venir abajo». El expatrón mayor de ‘Santa Rosalía’ asegura que, además de los sobresaltos, esta situación también pasa factura a su bolsillo. «Hemos tenido que hacer ya varias reformas para arreglar los desperfectos que provoca el mar. Llevamos mucho dinero gastado a lo largo de todos estos años», indica.

Ironías de la vida, Troncoso fue uno de los máximos impulsores de la construcción del Puerto Deportivo Juan Carlos I. Su puesto como máximo responsable del pósito de Sanxenxo, en el que permaneció desde 1993 hasta 2005, le permitió establecer contactos con la cúpula de la Xunta de Galicia. La implicación de la Confraría resultó decisiva para que la actuación llegase, nunca mejor dicho, a buen puerto. Cuando Troncoso vio lo que se venía encima por el cambio de corrientes y quiso que se modificase el proyecto, ya era tarde.

La construcción de la dársena trajo consigo daños colaterales que actualmente padecen arenales urbanos como A Carabuxeira y Lavapanos, que llevan años aguardando por una regeneración demandada por vecinos y bañistas. En el caso del arenal más próximo a la vivienda de Troncoso, éste explica que el cambio de corrientes provocó una pérdida masiva de arena que ha dejado al descubierto rocas y piedras.

Poca implicación

El responsable del Hotel Príncipe responsabiliza al Concello de Sanxenxo de esta situación. Y es que Alfonso Troncoso entiende que la Administración municipal podría poner más de su parte a la hora de atajar este problema. «He acudido varias veces al Ayuntamiento, pero nunca me han hecho caso. Me pasé por allí hace unos días y la alcaldesa ni siquiera me recibió», lamenta.

El expatrón mayor de la Confraría de Pescadores Santa Rosalía de Sanxenxo considera que los vecinos afectados por los efectos de la marea y de los temporales se encuentran desamparados. En este sentido, subraya que él no es el único que padece este problema. «El propietario de la casa colindante se encuentra en la misma situación», asevera.

A día de hoy, el establecimiento hotelero mantiene sus puertas cerradas. La crisis y la temporada baja no invitan a abrirlas. Sin embargo, en verano sí que hay actividad y Troncoso teme que, de continuar el mal tiempo durante lo que queda de invierno, los desperfectos provocados por el mar y por las inclemencias meteorológicas le acaben pasando factura al negocio.

Comentarios