Cera, fervor y pulpo en la fiesta de Santa Rita de Vilagarcía

Entre los fieles que madrugaron para asistir a la primera misa de la jornada, que se celebró a las seis de la mañana, es posible que más de uno se hubiese puesto en marcha después de cenar, porque, como sucede todos los años, no son pocos los que recorren andando el camino entre sus domicilios y la iglesia situada en Vista Alegre. Proceden de Sanxenxo, Caldas, Portonovo, A Estrada y los concellos de la comarca.

Otra escena que se repite es la de los desvanecimientos. "Muchos (posiblemente sea el único día del año en el que hacen estas caminatas), no desayunan, llegan muy debilitados, y cuando se meten en la iglesia acaban sintiéndose mal con el calor y el olor de la cera", explica Ángel Álvarez, un miembro de Protección Civil. "Bebida azucarada y reposo bastan para que se repongan", agrega.

El dispositivo dispuesto en el día de la fiesta de la patrona, en el que también participa la Policía Local, se pone en marcha a las 4.30 de la madrugada, para organizar las colas de entrada al templo y facilitar la salida a quienes tienen dificultades para moverse.

La imagen de Santa Rita se encuentra a la derecha del altar, y a ella acuden los romeros para entregar sus dádivas, acompañadas de un pañuelo, que Cholo Dorgambide, de Protección Civil, pasa por el manto de la imagen. Cuando traen en el regazo a un niño, lo coge en sus brazos para que pueda besarla, cumpliendo los deseos de sus madres, que marchan reconfortadas.

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