La fe y las ganas de fiesta son los dos factores se conjugan todos los años para que se produzca un acontecimiento que congrega a miles de personas en el entorno del monasterio de A Armenteira (Meis) como sucedió este lunes, a pesar de la lluvia caída a primera hora de la mañana, que dio paso a una jornada estable en la que el sol llegó a lucir tímidamente.
Quienes atribuyen a la Virxe das cabezas la curación de sus males acudieron para agradecerle la gestión realizada. Otros se desplazaron para comer pulpo y churrasco, acompañado de vino tinto. Ambos forman parte de la estampa de una romería clásica. El tercer sector que confluye en este escenario es el formado por la población joven, que desde hace más de tres lustros se desplaza el domingo por la tarde para asistir a los conciertos de música rock. La fortuna les dio las espalda porque la noche fue muy lluviosa.
Alrededor de las murallas del monasterio instalaron sus puestos los vendedores de exvotos de cera procedentes de Bastavales (Brión), Sanxenxo o Vilagarcía. Ofrecen cuerpos enteros, extremidades superiores e inferiores y cabezas de hombre y mujer. Su precio es de dos euros la pieza y en una jornada como la de ayer despachan más de 2.000.
Quienes las adquieren asisten a las misas que se celebran cada hora en el templo. La mayor parte los mantienen entre sus manos durante la ceremonia y unos poco las colocan sobre sus cabezas, siguiente una tradición que cada día cuenta con menos adeptos. Cuando finaliza el oficio religioso, todos se acercan hasta la imagen de la Virxe das cabezas para depositar allí las piezas, frotar la imagen con pañuelos o las estampas que recogen allí o introducir las limosnas, en forma de monedas y billetes, por una ranura.
Mientras se registra esta estampa, varias personas recogen los exvotos y los introducen en unos sacos que descargan en arcones de madera en los que serán trasportados hasta una empresa que los compara a la iglesia para utilizar la cera en la fabricación de nuevas piezas que serán puestas a la venta en otras romerías.
De este modo expresan su agradecimiento a la Virxe das Cabezas. Una mujer advierte de que mientras uno no se encuentra en apuros "non cree nestas cousas". Otra asegura que la intercesión le permitió valerse por sí misma después de sufrir un accidente, y hay quienes sostienen que puso fin a las migrañas que sufrían.
CAMINANTES. Entre la población que acude a la romería también figuran personas que acuden a la cita en A Armenteira como turistas para visitar el monasterio. Los más atrevidos hicieron el recorrido siguiendo el serpenteante y empinado camino trazado por la ladera del río Armenteira y algunos ascendieron la carretera pedaleando sobre sus bicicletas. Tampoco dejan pasar la oportunidad los carteristas dispuestos hurgar en los bolsillos ajenos y sacar una tajada del tumulto, por lo que los agentes de la Guardia Civil están atentos cuando se producen aglomeraciones.
Sobró espacio en la iglesia durante las misas de primera hora de la mañana, pero el templo fue llenándose a medida que transcurría la jornada y mejoraba el tiempo. Vendedores de pan, helados, ropa, complementos, flores, quesos, embutidos, juguetes o maquinaria agrícola también están presentes. A medida que se aproxima el mediodía se intensifica el olor a churrasco y pulpo. En los improvisados restaurantes instalados en las fincas se intensifica la actividad. Tras la comida llega la tregua y la jornada concluye con una verbena.