Llevan toda una vida desplumando y despiezando pollos en la Avícola de Galicia (Avigal) y después de más de 40 años de faena son 15 las trabajadoras (de los más de 100 empleados de la factoría) que sufren los achaques derivados del trabajo en cadena que realizan día a día.
En los últimos años, estas mujeres que tienen entre 57 y 61 años, han sido operadas del túnel carpiano y de desgaste en los hombros, "polo que se debe considerar que teñen enfermidades profesionais", indica el secretario comarcal de CIG, Rafael Iglesias.
El sindicato informó este viernes de que en el último mes se está dando un trato incorrecto a las trabajadoras que estuvieron de baja por incapacidad temporal. Aseguran que la mutua les ha cambiado el hospital de referencia "porque as mantiña de baixa" y así ahora en lugar de ser atendidas en el Hospital Domínguez de Pontevedra tienen que desplazarse hasta el Sanatorio Concheiro de Vigo.
Sindicato y comité de empresa consideran que Activa Mutua 2008 ha presionado al centro sanitario de Vigo para que diese las altas a las enfermas alegando "curación e melloría" pese a que en algunos casos "non fosen legais, xa que como mutua non poden dar altas se as traballadoras levan máis dun ano de baixa. Esa labor correspondelle á Inspección da Seguridade Social", asegura Iglesias.
Tampoco han hecho constar en el alta que las mujeres tienen secuelas, lo que hizo que algunas recurriesen el alta y el Concheiro las derivase al médico de familia y este, de nuevo, a la mutua.
En este momento, de las nueve que se encontraban de baja en el mes de septiembre y que recibieron el alta, seis se encuentran nuevamente de baja.
Según el sindicato, la empresa dice entender la problemática pero asegura que se trata de una decisión de la mutua. También denunciaron la cuestión del traslado a Vigo "ante Xefatura Médica, que indicou que non haberá entrevistas porque hai datos persoais", explicó Iglesias. Desde la central consideran que tanto la empresa como Jefatura Médica están demostrando "pasotismo" ante esta cuestión.
Comité y sindicato también cuestionaron los equipos de protección, pues para soportar el ruido de 80 decibelios, sólo les proporcionan tapones o orejeras, "insuficientes para as vibracións que se xeneran".
