Comidas sabrosas y teléfonos

Tengo que admitir que me he sumado a la panda de glotones que hay en este periódico: ayer fui una de las que caí en la tentación de comerme un trozo de tarta buenísima que nos trajeron a la redacción como regalo. Y también tengo que reconocer que no me arrepentí en absoluto: el dulce en cuestión era de moka y estaba para morirse.

Ya les tengo contado que el mes de mayo es matador en este diario. Hay unos veinte cumpleaños y cada uno de los protagonistas trae bombones, brownies, bicas, filloas, fresas, sugus, empanadas... De todo. Y así no hay quien haga una operación bikini en condiciones. Eso, sumado a que de vez en cuando nos mandan también alguna 'larpeirada' para motivar nuestro trabajo, está produciendo que, a diferencia de mi compañera Cuca, que tiene cuerpo de diosa, a mi se me esté poniendo cuerpo de pelota. ¿Dónde quedarán aquellos tiempos de figura esbelta? Pues solo en mi memoria y en algunas fotos.

Igual que yo, supongo que está también otro que ayer se puso las botas. Me chivó un pajarito que el portavoz municipal del PP, Jacobo Moreira, se dio una gran panchada en un italiano (que, por cierto, es uno de mis preferidos). Así me gusta, Jacobo, que te alimentes como un campeón, porque para debatir contra un señor como 'mi Lores' se necesitan muchas energías. Hablando del alcalde, por cierto, estoy intrigada por cuál será la anécdota de su viaje de hoy a Madrid para recibir el reconocimiento de Línea Directa. En el viaje a Bruselas el chascarrillo había sido que se había olvidado el abrigo en el autobús que había llevado a la comitiva hasta Porto. ¿Qué pasará esta vez?

A todo esto, mi completo apoyo a la concejala Anxos Riveiro, que tiene un teléfono móvil que la vuelve loca. A ver si consigue que se lo cambien de una vez.

Comentarios