Cómo han cambiado los hábitos de juego hacia casinos para jugar a tragaperras

Un hombre con un ordenador. EP
photo_camera Un hombre con un ordenador. EP

En tiempos en que no existía Internet, los españoles jugaban principalmente a las quinielas, los ciegos y la lotería, así como el bingo, las máquinas recreativas de los billares, las rifas populares, etc… Con Internet, el abanico de posibilidades se abrió considerablemente, en especial hacia el mundo de las apuestas deportivas. Pero el COVID-19 ha supuesto un nuevo giro en las tendencias lúdicas online.

Cómo han cambiado los hábitos de juego hacia casinos para jugar a tragaperras se explica por varios motivos. El primero es de carácter social, porque a lo largo de la historia los gustos y preferencias de los usuarios por los diferentes juegos van variando según las distintas etapas y generaciones.

En segundo lugar, porque la oferta de juegos online cambia y se amplía más y más; sobre todo ahora, que cambian tanto, y tan deprisa, las posibilidades tecnológicas.

En tercer lugar, porque la legislación y regulación del juego ha ido variando a lo largo de los tiempos.

Hoy es suficiente con consultar páginas como https://guiacasinos.es/ para saber cual es la oferta recreativa de juegos online que existe en nuestro país.

Un poco de historia

Pero no siempre fue así. Hubo una época en España en que sólo se permitía jugar a determinados juegos regulados y que tuvieran que ver con las apuestas del Estado y una de las principales organizaciones de carácter benéfico que había entonces. Nos estamos refiriendo a unos años que sólo las generaciones más mayores, aquellas de más de sesenta años, vivieron.

Sólo se permitía jugar en España a las quinielas, por el dominio del fútbol como el “deporte rey”. A la lotería, un “invento” (más bien una “importación” de una costumbre arraigada en Nápoles) del rey Carlos III en la segunda mitad del siglo XVIII. A los ciegos; a las rifas, siempre y cuando éstas fueran estrictamente benéficas, y poco más.

Testimonio en películas

Quedaban permitidas las apuestas en las carreras de caballos, porque entonces los hipódromos eran espectáculos frecuentados casi en exclusiva por las clases sociales más altas, la burguesía industrial y la nobleza. Y en los bares, para las clases más bajas, las pequeñas apuestas de dinero para jugar a juegos con cartas o al dominó. No había mucho más.

Existe mucho documento gráfico en el NODO y en la filmografía española que refleja con exactitud cuál era el panorama social del juego en España.

La democracia y los casinos online

La democratización, la legalización de los juegos de azar, la popularización del bingo y los casinos off line (los físicos), la evolución de los tiempos y de los gustos y preferencias de los españoles y, sobre todo, la llegada de las nuevas tecnologías e Internet sofisticaron el abanico de posibilidades de forma muy considerable.

Se ha llegado a unos tiempos en que es posible apostar en cualquier deporte no sólo qué equipo va a ganar al fútbol, al baloncesto o al hockey, por poner tan sólo tres ejemplos, sino incluso apostar por quién va a marcar el primer gol; quién va a hacer la primera falta; cómo va a estar el marcador del partido en el primer tiempo y un “etcétera” casi infinito.

2011, el año determinante

La aparición de los casinos online en España es un fenómeno relativamente reciente. La Ley del Juego de mayo de 2011 fue determinante en su popularización y en el crecimiento del sector de los juegos de azar.

Si en el mundo los primeros casinos online surgieron a finales de la década de los años noventa del siglo pasado, en España aún tardarían, pues, unos quince años más. Pero una vez aparecidos se convirtieron en toda una industria que mueve miles de millones de euros al cabo del año.

2020, COVID.19 y nuevo giro para el juego

Nadie ha podido prever cómo una pandemia como la del COVID-19 iba a influir tanto en la vida de la humanidad en todos los sentidos. En lo que respecta al juego, y circunscribiéndonos sólo a España, los hábitos de juego online dieron un nuevo vuelco.

Las consultas a páginas como la ya citada de guiacasinos.es se multiplicaron, debido a que el coronavirus forzó a la población a confinarse en sus casas y obligó a paralizar la sociedad. Por lo tanto, hubo que suspender todas las competiciones deportivas. Sin competiciones, no había juegos de apuestas posibles. No había Liga, ni Champions, ni nada de eso.

Cómo han cambiado los hábitos de juego hacia casinos para jugar a tragaperras se explica por todo esto. Si ya de por sí la oferta de los juegos de tragaperras online constituían una atractiva oferta alternativa de pasatiempo en línea, al haberse restringido el mundo de las apuestas, lo único que quedaban eran algunos casinos por Internet, ya que los físicos estaban clausurados temporalmente, por motivos de seguridad sanitaria. Y recordemos que no se podía salir de casa.

Las tragaperras online, un mundo apasionante

Es así como ha crecido el mundo de las máquinas tragaperras online. Las hay de muchos estilos, pero la base es la misma: se trata de rellenar una línea con los mismos valores. No tiene mayor complicación. Eso sí, se puede aumentar el grado de dificultad con numerosas variantes.

Una e las grandes ventajas de las máquinas tragaperras online es que permiten probar numerosos juegos gratis y con bonos de bienvenida. De esta manera, sin gastar un solo céntimo el jugador puede probar los juegos para saber cuál es el que más le gusta, o el que mejor domina.

También permiten ir adquiriendo habilidades en diferentes juegos por muy poco dinero, o incluso gratis, para cuando llegue el momento de hacer alguna apuesta y, con ella, tener alguna posibilidad de obtener algún premio.

El mundo de los casinos online y las máquinas tragaperras en línea se han vuelto uno de los ámbitos recreativos favoritos de los españoles, y del mundo en general. Pero no hay que olvidarse de jugar siempre con responsabilidad. Los juegos son eso: sólo juegos. No se debe de apostar un dinero que sea necesario para la vida cotidiana, sino sólo la cantidad que el jugador esté dispuesto a perder.
 

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