Cómo ser un buen abuelo canguro

Cruz Roja promueve un proyecto para dar formación sobre educación a las personas que cuidan a sus nietos ► Ya se han impartido cinco sesiones y se prevé reanudar el curso en 2017
Arturo Ducey y Juan Carlos Pérez, en la sede de Cruz Roja en Pontevedra
photo_camera Arturo Ducey y Juan Carlos Pérez, en la sede de Cruz Roja en Pontevedra

"Para mí la carga no es excesiva, no veo el cuidado de los nietos como un agobio. Yo y mi pareja vivimos solos y en muchos momentos ellos nos hacen compañía, nos divierten y, aunque también pasamos malos ratos, educarlos es satisfactorio". Son palabras de Arturo Ducey, que se ocupa con frecuencia del cuidado de los nietos de su pareja. "Ellos me llaman abuelo y todo, aunque no sea su abuelo biológico me tratan como tal", explica.

Como tantos otros abuelos, Ducey y su pareja se han convertido en una ayuda fundamental para los padres de dos de sus nietos, de cuatro y ocho años. Por eso acude al programa de formación ‘Escolas de avós e avoas’ que puso en marcha Cruz Roja, con la financiación de la Xunta, hace algunas semanas. Hasta el momento se han llevado a cabo cinco sesiones del proyecto, pero está previsto reanudarlas el próximo año, tal y como explica el técnico de Cruz Roja encargado de esta iniciativa, Juan Carlos Pérez.


Arturo Ducey
"Para mí la carga no es excesiva. No veo el cuidado de mis nietos como un agobio. Nos hacen compañía" 

Juan Carlos Pérez
"Para cuidar a alguien hay que estar bien y tener buena salud física, mental y social"


"Hoy en día los abuelos somos canguros desde que los nietos nacen. Los padres tienen que trabajar y no pueden encargarse de ellos todo el tiempo", explica Ducey. Él se animó a participar en el curso porque quería implicarse en la educación de sus nietos. Les lleva al colegio, los atiende durante las tardes y se queda con ellos cuando sus padres tienen algún viaje de trabajo. En todo este tiempo, surgen dudas y dificultades, pero no problemas, según explica Ducey. "Yo me limito a atenderlos durante ciertas horas, pero hay asuntos en los que no participo porque competen a los padres. Por eso, cuando tenemos algún problema también los llamamos por teléfono para hacerles consultas", cuenta.

Las sesiones parten de la experiencia de los abuelos y abuelas cuidadores para explicar conceptos como la educación democrática, la comunicación positiva o el autocuidado del cuidador. "Porque para cuidar a alguien hay que estar bien", puntualiza Juan Carlos Pérez, que explica que hay que cuidar la salud física, mental y social.

La relación de Ducey con sus nietos es buena. El abuelo explica que es su pareja la que, de vez en cuando, malcría a los pequeños. Él, por su parte, prefiere no encajar en el perfil de abuelo consentidor y se mantiene más firme. "Con mis hijos quizás era más bueno, pero con el tiempo me he dado cuenta de que lo mejor es marcar límites", dice. De cara al año que viene, está previsto crear un grupo de ayuda mutua en el que los abuelos cuenten sus experiencias y encuentren soluciones comunes a sus preocupaciones.

"Ya en clase expusieron sus intereses; una participante, por ejemplo, propuso hacer una sesión sobre acoso escolar", cuenta Juan Carlos Pérez. A Ducey le preocupa el tiempo excesivo que dedican sus nietos a las pantallas. Además, también le gustaría saber contestar a las preguntas sobre sexo de los pequeños y tener alguna noción de educación sexual. "En mi tiempo vivíamos engañados y no quiero eso para mis nietos", explica.

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