Cómo vivir de los drones

La velocidad a la que avanza la tecnología de los drones es increíble. También lo es la cantidad de salidas profesionales que ofrece, entre las que no solo se encuentran las encuadradas en el sector audiovisual (campo que más operarios de drones registra), sino también la prevención de incendios, el peritaje, las operaciones de emergencia y salvamento o el control y seguimiento de vertidos ilegales.

Esto es algo que Manuel Cuevas sabe a la perfección: "O que se busca coa utilización dos drons é a inmediatez que proporcionan e o aforro que supoñen. Só fai falla imaxinar o sinxelo que é facer unha avaliación de danos nun tellado dende o aire en dez minutos sen a necesidade de montar un andamio nin recorrer a unha persoa que se arrisque ó subir".

Piloto de aeromodelismo y ultraligero e instructor también de este último tipo de aeronaves, Cuevas entró hace seis años en el mundo de los drones. Con sus más de 800 horas de vuelo real y sus numerosos cursos de formación específica que permiten realizar diversas actividades, tales como la investigación y el reconocimiento instrumental o la observación y vigilancia aéreas, Cuevas es un operario profesional de drones.

Para llegar a serlo, no obstante, es preciso realizar el curso oficial de piloto profesional certificado por la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA), que permite actuar como operador remoto de un RPAS (Remotely Piloted Aircraft Systems) de hasta 25 kilogramos de peso. Este curso, además, tiene validez dentro de toda la Unión Europea.

EL CAMINO. Conseguir la acreditación oficial para poder pilotar drones implica un alto sacrificio. En primer lugar, el coste que supone el curso de piloto profesional se encuentra entre los 1.000 y los 1.200 euros. Actualmente, existen cinco organizaciones de formación de pilotos en Galicia y 73 en todo el territorio español. A esto habría que sumarle el precio de un RPAS profesional, que puede ascender a más de 2.500 euros.

La dinámica de estos ciclos tiene dos partes: una teórica y una práctica. "O teórico é moi esixente", subraya Manuel Cuevas, ya que, entre los conocimientos necesarios para superar la prueba se encuentran nociones de telecomunicaciones, navegación aérea, principios de vuelo, meteorología, legislación, interpretación de mapas y comunicación aeronáutica.

El aspecto práctico, por otra parte, puede incluír vuelo real y en simulador o solo real. Además, es necesario hacer un reconocimiento médico y conseguir una habilitación especial para cada modelo de dron. Otro de los requisitos es el seguro obligatorio. Una vez que el RPAS está listo, hay que tener en cuenta diversas restricciones. Identificar el drone con un número de serie, el nombre y el teléfono de su propietario es una de ellas, pero hay más. Una de las más importantes es la necesidad de elaborar un plan de vuelo previo en el que se especifiquen las ubicaciones en las que se utilizará el aparato y el tiempo que este permanecerá en el aire.

"A seguridade é o máis importante. É preferible estar en terra querendo estar no aire a estar no aire querendo estar en terra", explica Cuevas.

Por esto, antes de despegar hay que asegurarse de que el aparato recibe señal de diez satélites como mínimo. También es importante tener en cuenta que la legislación española no permite la presencia de drones en zonas urbanas o aglomeraciones (tampoco en zonas próximas a los aeropuertos) y las aeronaves no podrán superar los 120 metros de altura.

APLICACIONES. Cada sensor, como explica Manuel Cuevas, "ofrece diferentes posibilidades". Así, los drones equipados con visores térmicos son una buena opción a la hora de peinar zonas amplias para localizar ersonas desaparecidas.

Así pues, la utilización de estas aeronaves no tripuladas puede revolucionar muchos campos profesionales porque ofrece inmediatez, precisión y control sin necesidad de acción directa de las personas, puesto que se pueden programar con diversas aplicaciones.