Con la 'furgo' hasta el fin del mundo

El mejor método para disfrutar del tiempo libre todo el año; la forma menos invasiva de conocer los lugares sin vivir recluido en los circuitos turísticos; una fórmula económica para viajar, conocer gente, y, cómo no, una afición que colma las aspiraciones de cada vez más gallegos. Estamos hablando del 'Camper', una corriente de campismo con furgonetas adaptadas que recuerdan a las emblemáticas Volkswagen 'hippies' de los años 70, y que ayer llegaron a Ponte Caldelas para la reunión anual del Clube Camper Galicia.

Pero ¿en qué consiste la vida en una 'furgo'? ¿Es muy difícil rentabilizar el espacio, de apenas unos metros para disfrutar de unas vacaciones? ¿Cuáles son las ventajas de estos vehículos?

Para Virginia, la presidenta de este club, lo principal es poder moverse libremente, sin ataduras y elegir en qué punto del viaje merece la pena quedarse un día o dos, y en cuáles no se parará.

Para muestra, un botón: ella y su marido, que poseen una furgoneta de última generación (T4), han estado un mes fuera, recorriendo Europa Occidental por carreteras secundarias, con una ruta que incluía paradas en Luxemburgo, Bonn, Normandía y el Norte de España. Todo por un moderado precio de 1.200 euros. ''Los dos'', precisa. Es más que económico, y, a pesar de ello, no han renunciado ni a placeres como conocer París -aparcando el pleno centro-, ni a restaurantes, museos y otras actividades.

Con el hotel a cuestas

Los 'furgoneteros' viajan con el hotel 'low cost' a cuestas, pero como la mayoría son también campistas y aficionados a la naturaleza, se adaptan a las condiciones más dispares. Duermen en camas que aparecen de la nada al abatir los asientos traseros, o al abrir la trampilla del techo elevable y desplegar sus colchonetas. Comen en mesas plegables, al aire libre, si está bueno, o a cubierto, en mesas que aparecen tras mover paneles fijados en las puertas de las alacenas y armarios, y cocinan en el interior de estos vehículos-casa, que tienen menos restricciones legales que una autocaravana e incluso se pueden aparcar en un parking convencional. Acumulan herramientas y cuatro prensas de vestir bajo los asientos, llenan sus despensas lo justo, para un par de días, y van reponiendo en el comercio local en todas las paradas de su destino. En Galicia, esta afición no es cosa de minorías como demuestran las 70 personas (33 vehículos) reunidas este fin de semana en Ponte Caldelas.

''Hasta tenemos familias con niños pequeños'', apunta Virginia, señalando una furgoneta aprovechada al máximo, en la que viajan una pareja que espera un bebé, su hijo pequeño y un perro. ''Vamos intercambiando trucos y 'bricos' hasta que conseguimos adaptarlas a nuestras necesidades''', explica.

No les falta agua, pues tienen un depósito propio para el consumo doméstico (se han instalado incluso duchas en muchas de ellas), ni calefacción, cocina o nevera, o algunos extras como los instalados por Fredy, otro 'furgonetero' que viaja en familia y cuyo vehículo cuenta con un váter portátil y con neones y leds que por la noche le dan un aspecto discotequero. ¿Cómo se llega a tener un vehículo así? En su caso aparcando otras aficiones, como la moto que hace años que no toca. Viaja con su mujer, Pili, y su hijo, Hugo, además de su perro y compró su vehículo cuando era un simple turismo de unos 6.000 euros. Ahora calcula que está en 18.000, pero para ello ha hecho falta un motor nuevo, vinilos para 'customizar' sus muebles, una serie de ingenios de iluminación y sonido para darle la apariencia deseada, y mucha paciencia. Ahora es el momento de disfrutarla.

La 'Pequecha'

'Titolas', coruñés de Montealto que no llega a los 30, es el dueño de lo que todos los 'campers' gallegos consideran ''unha xoia''. Se trata de una auténtica T-2 (la emblemática Volkswagen que simboliza la cultura 'furgonetera') del año 73. La compró por 5.000 euros en un desguace ''cuando se caía a cachos'', y la ha ido restaurando por su cuenta, con consejos de otros aficionados y mucha maña.

Tras cinco años de esfuerzos tiene toda una 'furgo' que levanta pasiones. No solo entre los del Clube Galego, sino en la calle. Es el objetivo de todas las fotos y hasta la reclaman para bodas y eventos. Él y su chica, Adriana, están encantados con el vehículo en la que llevan un pecluche de 'Scooby Do', el dibujo animado que viajaba en un vehículo similar.

Maite, que junto con su marido Jose, y Jose de la Fuente han organizado la quedada de Ponte Caldelas, cuenta que ella viaja sobre ruedas desde pequeña. Ya iba con sus padres. Ahora que espera una niña, ya ha empezado a colocar pegatinas infantiles en las paredes y a planear nuevas adaptaciones para llevar a la pequeña en la suya. Su madre también asiste a la convención. Ella ha 'camperizado' un monovolumen.

Los más veteranos de la cita, que hoy concluye con una ruta por el monte y una exhibición en la alameda, son Miguel y Marita. La edad no es impedimento, sino ventaja para acampar en furgonetas. La experiencia ''y el saber que te puedes adaptar a vivir con menos'', son de gran ayuda. Ellos han llegado con Mariquiña, su 'furgo' a Italia, a 6.000 kilómetros. ''A los 20 días echas de menos el sofá de casa'', afirman, pero ya tienen ganas de volver a Italia para ver lo que se les quedó por el camino.


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