Cortina de humo

La monarquía está en horas bajas ahora que sube el pan y baja la harina. A la Pantoja le han caído dos años de cárcel por eso del qué dirán (que Isabel Pantoja no vaya a la cárcel es una buena noticia para las presas, bastante condena tienen ya las pobres como para tener que aguantar a una tonadillera). Es lo que tiene ir birlando de aquí y de allá sin mirar cómo ni con quién, porque para birlar hace falta cierto decoro, que luego a la gente honesta hasta le puede parecer mal. Yo soy de los que piensan que un atraco a las 3 es malo, pero con cierta educación y respeto, menos malo. No es lo mismo que me quiten la cartera a base de puñetazos que sugiriéndotelo con cierto tacto, ya saben: lo cortés no quita lo valiente, algo que en este país se ha olvidado hace tiempo. Y a falta de todo esto ahora pedimos república como quien pide un cambio de look, sin tener en cuenta que antes de cambiar de look tal vez sea mejor ir metiendo la tripa para adentro. Cosas de este lugar llamado España, que bien pudiera llamarse Chiquitistán o Mordecillas del Pinar Viejo. Pero quisieron ponerle España, y a lo hecho pecho, que entre crisis financieras, corralitos chipriotas, seis millones de parados, Artur Mas solicitando la independencia, ZP alquilando un chalé por 3000 euros al mes (típico hogar de la izquierda caviar), los perroflautas junto con los yayoflautas haciendo fuerza para darle sentido al hecho de luchar por valores que van desapareciendo pues lo dicho, entre una cosa y la otra, lo último que te preguntas es por qué España se llama España, pero eso sí, se llame como se llame, ahora lucharemos porque sea una república. Y una república no digo yo que no pudiera estar bien, aunque, puestos a solicitar, yo preferiría que los gobernantes de turno se aplicasen en el asunto de conseguirnos un trabajo, una vivienda y un sueldo digno (llámenme tiquismiquis si quieren). También me da la impresión de que en este país hay expertos en lanzar bombas de humo para que no podamos ver lo que en verdad importa. En época de bonanza también se malversaba, de una u otra manera se hacía, pero algo impedía que la amplia mayoría de casos llegaran a los ojos y/o los oídos de la opinión pública. Es como si unos cuantos tipos que manejan los hilos se pusieran de acuerdo para ir echando la porquería para afuera ahora que el ciudadano medio está hasta la gorra de todo y de todos, de promesas incumplidas, de ver largas colas de personas exasperadas en el INEM y, ante todo, de observar como la mal llamada clase política se enfrente por estupideces varias, a la cual más pintoresca. Cortinas de humo, señores, cortinas de humo no se engañen. Porque en el poder reside el impulso para que las cosas cambien, y también los medios suficientes para convertirnos en borregos idiotizados.

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