A Coruña conserva, tras momentos agónicos, el sentimiento blanquiazul

Hace 25 años, el gol de Vicente Celeiro frente al Racing de Santander salvaba al Deportivo del descenso a Segunda B, y por extensión, de la desaparición.

Parece que la entidad blanquiazul quiso conmemorar el suceso haciendo lo propio, esta vez con un descenso administrativo. El acuerdo para evitar el pozo de Segunda B llegó ayer in extremis, a última hora de la noche, cuando a los seguidores estaban a punto de sufir, como mínimo, un infarto de miocardio.

Los jugadores retiraron las denuncias y el club se comprometió a pagarles el 50%, mientras que el resto lo asegurará la LPF. Fue decisiva la petición del presidente de la Liga, Javier Tebas a la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) para que levantasen el jaque (probablemente mate) al Deportivo. Otra baza fundamental ha sido el desbloqueo por parte del juez de los 9 millones de euros que el club tenía que recibir por parte de Mediapro, dado que en el último instante el club cumplía las condiciones impuestas: mantener su actividad, que la Liga avalara que el club no descendería y que pudiese optar a futuros contratos televisivos.

A la salida del edificio donde permanecían reunidos el Deportivo, AFE y los acreedores y administradores del club, el presidente Augusto César Lendoiro y el del sindicato de jugadores, Luis Rubiales, han recibido insultos y el lanzamiento de una objetos a pesar de la presencia policial. Parece que aquella figura que llevó a la entidad a ser el SuperDépor estuvo a punto de liquidarla.

Todo lo contrario pasó con el entrenador, Fernando Vázquez quien, tras devolver la ilusión a los deportivistas la temporada pasada, pese al descenso, solo tuvo aplausos y vítores cuando abandonó el edificio de la reunión y salió a la calle.

Parece que el Dépor salva los muebles 25 años después y que los seguidores seguirán teniendo su famosa tríada: una ciudad, un equipo, un sentimiento.

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