A Coruña le quita un escaño a Lugo

Mientras  Feijóo ha congelado su reforma electoral, la realidad demográfica está reequilibrando un poco la desigualdad en el reparto de diputados entre provincias en el Parlamento gallego

Mientras  Feijóo ha congelado su reforma electoral, la realidad demográfica está reequilibrando un poco la desigualdad en el reparto de diputados entre provincias en el Parlamento gallego
El último Padrón de Población difundido por el Instituto Nacional de Estadística (INE) el pasado lunes confirma que en las próximas autonómicas cambiará el reparto de escaños entre provincias aunque Feijóo no lleve a cabo su anunciada reforma electoral, ahora congelada por el propio presidente de la Xunta. Si se mantiene en vigor la actual estructura del Parlamento gallego, con 75 escaños, A Coruña tendrá 25 diputados, uno más que en la actualidad, a costa de Lugo, que contará con 14, los mismos con los que seguirá Ourense y mientras Pontevedra continuará con 22.

El paso de un escaño de la provincia de Lugo a la de A Coruña se observa en las cifras oficiales de población desde diciembre del 2012, justo después de las autonómicas, aunque entonces se producía por una diferencia muy estrecha. Sin embargo, este hecho carecía de valor porque todo iba a cambiar, pues se daba por hecho que el PP iba a imponer el recorte del Parlamento, de 75 diputados a 61, pese al rechazo de la oposición. Sin embargo, ahora mismo ya no es seguro. Y los datos del INE conocidos esta semana muestran que se ha consolidado la tendencia a favor de la circunscripción coruñesa.

Ya no se trata de que A Coruña gane población mientras Lugo la pierde. Ahora toda Galicia está en decadencia. Pero las provincias atlánticas retroceden en menor medida que el resto. Así, con respecto al 2011 A Coruña tiene un 1,3% menos de habitantes y Lugo, un 2,5% menos.

Curiosamente este cambio de escaños entre las dos provincias del norte sigue la estela del que se produjo en 1997 en el sur de Galicia, cuando Pontevedra le quitó un escaño a Ourense y cambió por primera vez el reparto vigente desde 1989, cuando el Parlamento gallego pasó a tener 75 escaños, cuatro más de los que había cuando se estrenó la autonomía, en 1981. Esos cuatro diputados adicionales se añadieron para compensar un poco el desequilibrio en favor de las provincias de Lugo y Ourense, en las que un voto vale casi el doble que en A Coruña y en Pontevedra.

La evolución demográfica de los últimos lustros contribuye a atenuar ligeramente ese desequilibrio. Aun así, incluso con ese escaño que pasaría de Lugo a A Coruña, en las dos provincias atlánticas se elegiría un diputado por cada 44.333 habitantes frente a los 23.751 de las otras dos.

En el verano del 2012, antes de las autonómicas, el PP tuvo la tentación de beneficiar todavía más a sus feudos de Lugo y Ourense, mediante un recorte de escaños del Parlamento que se cebaba con A Coruña y Pontevedra, que cederían cada una cinco diputados, mientras las otras dos perderían dos cada una. Después, para suavizar su reforma, el PP la modificó, de manera que A Coruña y Pontevedra bajaban cuatro escaños cada una y Lugo y Ourense, tres cada una.

Pero al hacerlo así la ganancia para el PP es muy baja o nula, lo que llevó a Feijóo a paralizar su plan tras el fiasco de la fallida reforma electoral municipal que intentó Rajoy este verano.  Ahora mismo, en el nuevo escenario marcado por la irrupción de Podemos, los populares gallegos estarían lejos de la mayoría absoluta y sus opciones pasarían más bien por gobernar en minoría si el resto no se pone de acuerdo.

El paso de ese escaño de Lugo a A Coruña en el 2012 habría beneficiado a Age y perjudicado al PSOE. En el 2009 no habría tenido efectos, porque el PP lo habría perdido en Lugo y recuperado en A Coruña. En el 2005 lo habría ganado el PSOE, a costa del PP de Fraga, lo que habría evitado el recuento de infarto de Pontevedra. Es difícil que sea decisivo, aunque en una elección muy reñida y en una situación de decadencia del PP en el voto urbano, perjudicaría a los populares y beneficiaría a la oposición.

La alcaldía de Santiago, una tentación para Martiño Noriega
Martiño Noriega, el número dos del partido de Beiras, planeaba irse al Congreso, como cabeza de lista de Age por A Coruña, después de dejar la alcaldía de Teo. Pero la irrupción de Podemos hace ahora mismo inviable que Age pueda lograr ese escaño. Aunque Noriega no quiere, vuelve a aparecer la posibilidad de que sea el candidato de la marea en Santiago, donde la debilidad del PSOE le da opciones.

Louzán se blinda en la federación de fútbol, por si acaso
Quizá Rafael Louzán haya sido un pionero que, con su elección como presidente de la federación gallega de fútbol, le haya enseñado a Rajoy un posible camino para cuando tenga que marcharse de la Moncloa, cosa que hará cuando no le quede otro remedio, como es evidente, aunque en la prensa de Madrid haya quien todavía no se haya dado cuenta y pierda el tiempo especulando con supuestos adelantos electorales o hipotéticas retiradas voluntarias del político gallego. Seguro que él sería feliz presidiendo, por ejemplo, la UCI, Unión Ciclista Internacional, pues resulta asombroso ver como la desgana y parsimonia con la que acostumbra a hablar de política Rajoy se convierte en ardorosa pasión cuando el tema de conversación es el deporte en general y el ciclismo, en particular.
Pero no parece que Louzán haya dado el salto al fútbol con la idea de abandonar de inmediato la política institucional. Él mismo aclaró inmediatamente después de su elección como presidente de la federación que ese puesto y el de presidente de la Diputación de Pontevedra son “perfectamente compatibles”. Y no ha habido nadie en su partido, el PP, que le haya desmentido.

La sorprendente maniobra de Louzán de sumar a su condición de barón del PP en la provincia de Pontevedra su cargo al frente del fútbol gallego parece más bien un blindaje y una preparación de una hipotética salida para el caso en el que él, político profesional, se vea apartado de su puesto. Sobre el horizonte de este concejal de Ribadumia que se hizo con el poder en la provincia en el ocaso de Cuiña hay dos grandes nubarrones, el de la Operación Patos y el de las inciertas elecciones de mayo.

De la Operación Patos, bajo secreto en un juzgado de Vigo, sólo se sabe que incluye a la Diputación de Pontevedra, pues fue una de las instituciones que la policía registró en febrero. Se espera que a comienzos del 2015 el sumario se empiece a mover, con el levantamiento del secreto y la declaración de posibles nuevos imputados. De momento no hay ningún dato que señale que Louzán pueda estar entre ellos. Sólo consta que hay una investigación sobre la Diputación, que puede ser peligrosa a unos meses de las elecciones. Louzán sí está imputado en otro caso, por una cuestión privada por unos locales de Vigo, aunque en el PP se considera que no es un asunto que debiera impedir su continuidad al frente de la Diputación, que preside desde hace casi doce años.

Tampoco es segura la renovación de la mayoría absoluta que el PP tiene en la Diputación y que mantuvo por muy poco en el momento crítico del 2007, en aquella jornada electoral en la que Feijóo no compareció ante la prensa hasta la medianoche, cuando supo que Louzán había logrado conservar esta estratégica institución que ha permitido a los populares mantener su hegemonía en la provincia de Pontevedra. La situación del PP en el voto urbano es ahora peor que hace ocho años. Sin embargo, las nuevas candidaturas como las mareas pueden beneficiar a los populares si no suman sus votos en los partidos judiciales, que son las circunscripciones de las diputaciones.

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