Cubela puntúa en el 'socavón da vergoña'

''¡Ya era hora, hombre''. Al lado de la carretera había solo una excavadora, pero los coches y las furgonetas de reparto que pasaban el lunes junto a los primeros trabajos para reparar definitivamente el 'socavón da vergoña' de Cotobade llevaban cinco años y medio esperando. Por fin veían soluciones a un problema que se había ido enredando en lo que parecía un bucle sin fin.

El gol del reinicio de las obras se lo ha anotado el alcalde más joven de Galicia, Jorge Cubela. Caben pocas dudas sobre este tema por la sencilla razón de que siempre ha habido un gobierno amigo para solucionarlo pero no se ha hecho hasta ahora. Es muy probable, incluso, que la, en cierta medida, sorpresiva derrota del socialista Manoel Loureiro en las municipales de mayo tuviese como trampolín ese socavón en el puente sobre el río Cabanela. Porque no importó que el Concello y el Gobierno de España coincidieran en manos de los socialistas durante cinco años: el socavón siguió bien visible en plena carretera nacional sin mayores explicaciones que un puñado de promesas. Y eso pasó factura.

El origen del problema surgió en octubre de 2006. Las inundaciones que dejaron bajo las aguas numerosos lugares de una provincia que parecía gafada tras la ola de incendios de ese mismo año ocasionaron también, de regalo, un hundimiento de la calzada en la N-541 que ponía en peligro la seguridad de los conductores. No era un socavón todavía, pero las filtraciones por las tuberías de un metal que se había ido oxidando con la humedad habían hecho su trabajo.

Para evitar accidentes, el puente estuvo cortado unas semanas y se habilitó un paso alternativo. El Ministerio de Fomento diseñó un proyecto de reforma que se inició en 2007 para construir una plataforma más elevada, renovar los pilares y crear dos carriles de incorporación. Esa obra nunca llegó a finalizarse: problemas con la concesionaria; un nuevo desprendimiento tras otro temporal, en pleno mes de mayo, en 2009; reclamaciones a Fomento sin respuesta; frustración por la falta de resultados pese a tener a Antón Louro como presidente de la comisión de infraestructuras del Congreso primero, y delegado del Gobierno después; paralización de los trabajos... Todo fueron complicaciones. Los responsables capaces de arreglar el problema eran socialistas, pero Loureiro no puede decir que aquello fuese un gobierno amigo.

El entonces alcalde acabó peleado con todo el mundo e incluso participó en una manifestación junto a las obras a medio hacer, que acabó como el rosario de la aurora porque los vecinos lo señalaron como el hombre incapaz de solucionar un problema que llevaba ya demasiados años empantanado. Poco después, llegó el desastre electoral. En mayo pasado perdió la Alcaldía ante un estudiante de Derecho de 22 años que, pese a estar señalado como uno de los valores jóvenes del PP, no había cotizado en su vida a la Seguridad Social ni había acabado la carrera. A la falta de resultados por la presión de Loureiro en el 'socavón da vergoña' se unió la crisis del BNG tras el salto de Lina Garrido desde el bando nacionalista al del PSOE y todo motivó, junto al empuje de Cubela, el relevo en la Alcaldía.

Ahora Loureiro ha vuelto a su puesto de funcionario en Pontevedra. Participó en el congresillo celebrado recientemente para elegir a los representantes que acudirían a Sevilla y optarían entre Carme Chacón y Alfredo Pérez Rubalcaba. Aun sabiendo que perdería, se integró en la lista de Gonzalo Caballero. Visto desde fuera, ni al sector de Modesto Pose/Antón Louro ni al de Pachi Vázquez tenía mucho que agradecerles.

Cuatro alcaldes del PP para saludar la noticia

Los alcaldes de Cotobade, Forcarei, Campo Lameiro y Cerdedo escenificaron el lunes su satisfacción por el reinicio de los trabajos. Faltaba la gran protagonista: la ministra de Fomento, Ana Pastor, que entre la noticia de la N-541 y las adjudicaciones del AVE ha conseguido disipar, de momento, los miedos que había a que los recortes de Rajoy perjudicasen a las insfraestructuras gallegas.

El BNG se desangra pero Pontevedra es una isla

Ni el psdeg ni el bng pasan por sus mejores momentos. Para regocijo de Alberto Núñez Feijóo ninguno de los dos partidos es capaz de ofrecer una alternativa fiable y consistente en tiempos de recortes sociales y tijeras que se llevan por delante proyectos que se creían consolidados. Si sobre el BNG pesa una posible escisión, en el PSdeG se aborda una lucha de poder en la que Pachi Vázquez mantiene el pulso, de momento, quizás porque nadie ha dado un verdadero paso adelante para competir con él por la secretaría.

¿Y qué ocurre en Pontevedra? Pontevedra is different. En el caso de los socialistas es uno de los campos de batalla principales para desbancar a Pachi Vázquez. El secretario provincial, Modesto Pose, que en breve dejará el cargo, no se ha andado con ambigüedades o con mensajes subliminales. Su lucha con Pachi Vázquez ha sido total y de frente y se escenificó en el 'congresillo' que eligió a los representantes para la elección de Sevilla. Allí venció a la lista de Vázquez, apoyado en el alcalde de Vigo, Abel Caballero, y con el respaldo del líder en la capital de la provincia, Antón Louro, y otro peso pesado como Guillermo Meijón. En el bando contrario, uno de los damnificados en las municipales de mayo, José Manuel Valcárcel, que se quedó sin acta de diputado, no solo por los malos resultados conseguidos en las urnas, sino porque su posición en la lista, de número seis, hacía casi imposible que revalidara su puesto.

Frente a las revueltas aguas socialistas, el BNG de Pontevedra vive en una balsa de aceite. No se trata de que el hecho de tener el poder en el Concello mantenga la calma, sino de que la UPG domina el escenario casi por completo. No se conocen simpatizantes de +Galiza o de Os Irmandiños en el grupo municipal. Todos aquel que tiene relevancia en el equipo pertenece o es simpatizante de la 'U' y se posicionó dentro de la Alternativa pola Unidade (APU) en la última asamblea. Aquí, por descontado, no hay peligro de una posible escisión ni de desavenencias internas.

Comentarios