Cuerpo a cuerpo

Jacobo Moreira se pasa los plenos buscando el cuerpo a cuerpo con el alcalde. Ajeno a las provocaciones, Lores mira al techo. Así pasan más de tres horas hasta que llega el momento de las interpelaciones, los ruegos y las preguntas. Ahí sí, Lores entra finalmente al trapo. El pasado lunes Moreira preguntó por la prórroga del contrato para el mantenimiento de parques y jardines. Lores empezó a hablar como si él fuera un monje taoísta dando una lección y Moreira su pequeño saltamontes. 
Dijo Lores que él ama a todos los árboles y a los pajarillos, incluyendo expresamente al escribano palustre. El escribano palustre es un pájaro del que ya hemos hablado y cuyo hábitat se encuentra en el puerto. Las tres cosas que más preocupan a nuestros concejales son, por este orden, sus dedicaciones (las de ellos, no las de usted), su voto (el de usted), el escribano palustre y el paro. Si se lee uno las actas de todos los plenos del último año, el escribano palustre ocupa un lugar casi tan destacado como el PXOM. Si yo fuera Filgueira, el concelleiro de Bichos, Bicicletas e Matar Gatiños, me pasearía por Pontevedra con un escribano palustre al hombro. 
Siguió hablando Lores y dijo que lo que le lleva a mantener el contrato con la empresa prestataria del servicio, además de que es buena y barata, es su amor a la naturaleza y específicamente a la naturaleza pontevedresa. Tanto ama a la naturaleza que pareció estar a punto de desnudarse para no tener contacto físico con el poliéster de su ropa interior fabricada en China por niños esclavos. Aquí hay dos personas que saben vestir de acuerdo a sus ideales: uno es Argenti, un señor tan elegante y con tan buena percha que yo siempre que lo veo siento el deseo íntimo de que me saque a bailar un tango. De él podrían aprender las juventudes del PP, que creen que con un polo rosa se arregla todo; el otro que viste bien es Demetrio, concelleiro de Rock, un hombre cuidadosamente desaliñado. Que se muera usted ahora mismo si Demetrio no va todos los días al monte a comer con su fusil. Pero Lores no es de los que sabe vestir. Lores se viste siempre como si fuera el padrino de una boda gitana. 
Ya con el cuadrilátero en ebullición, aunque a esas horas no quedábamos entre el público nadie más que yo y una señora que estaba dormida y seguramente perdida, pues de otra manera no me explico su presencia en el lugar, Moreira y Lores escenificaron lo que va a ser este año preelectoral: un intercambio de golpes bajo la cintura mientras Louro, consciente de que el árbitro nunca gana pero tampoco pierde, trata de buscar la distancia con el BNG sin acercarse al PP.
Moreira acusó a Lores de haber comido con gente de malísima reputación; Lores le recordó que nadie en el PP da la cara por él y le leyó la lista de dirigentes o destacados militantes que en las últimas semanas han cuestionado el liderazgo de Moreira o su ausencia de proyecto: Pilar Rojo, Miguel Domínguez, Guillán, María Biempica. Ahí puso de manifiesto la realidad con la que se topa Moreira. Ni una sola voz ha salido a defenderlo, lo que deja la impresión de que muchos no ven en él a la persona capaz de derrotar a Lores. Desde el apoyo explícito de Alfonso Rueda, hace de eso mucho más de un año, nadie ha vuelto a dar la cara por él. No hay todavía fecha para un congreso que le daría apariencia de líder y que necesita tanto como el respirar. Solamente se le ha acercado Telmo Martín (q.e.p.d). En esa situación, la única estrategia que le queda es la de irse a por Lores y a por el BNG con todo el equipo, tratando de buscar algo, lo que sea. Lo intentó con una batería de preguntas de casi todos sus concejales que no importunaron al BNG tanto como esperaban. 
Y eso es lo que veremos durante todo lo que queda de este año: un final de legislatura muy bronco, en el que lloverán las acusaciones desde el PP y el BNG devolverá cada golpe con toda la violencia posible. Moreira se aferrará a la certeza de que es el único candidato posible para el PP, no sólo porque no haya otro mejor, sino porque tampoco lo hay peor, pero al mismo tiempo buscará demostrar que además es un verdadero líder capaz de poner contra las cuerdas al alcalde y movilizar a los suyos. 
Y por parte de Lores no habrá misericordia. No está dispuesto a bajar la guardia ni a caer en el error de dar espacio a Moreira. Mientras, en el PSdeG, y a falta de decidir quién será su candidato, sólo buscarán que los rivales se dañen entre sí y procurarán que no les salpique la sangre.

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