De la Pampa a las orillas del río Umia

Además de haber financiado la construcción de escuelas en Moraña, la huella de los indianos también está presente en la festa do carneiro ao espeto, cuyos orígenes se remontan a los primeros años del siglo XX
El evento gastronómico nació en la década de los 70 del siglo XX  como una celebración enmarcada en el ámbito vecinal
photo_camera El evento gastronómico nació en la década de los 70 del siglo XX como una celebración enmarcada en el ámbito vecinal

Al cura de Moraña no le hizo ninguna gracia la parodia de entierro del carneiro ó espeto protagonizada por un grupo de jóvenes disfrazados para la ocasión con atuendos entre los que figuraba el que caracteriza a los representantes eclesiásticos. Tan mal le pareció que puso al corriente de lo que estaba ocurriendo por las calles de Moraña a los agentes de la Guardia Civil.

Sucedió en la década de los 70. Inmediatamente, el poder civil se puso a las órdenes del religioso y los parranderos fueron arrestados. El alboroto que se armó fue monumental. Cuentan, quienes fueron testigos del suceso, que los comensales se desplazaron hasta el Cuartel de la Guardia Civil, que estaba situado en el edificio ocupado actualmente por la Casa de Cultura Daniel Rodríguez Castelao. Su presión hizo posible que fuesen puestos en libertad.

El incidente quedó en anécdota y se produjo en una etapa en la que la Festa do Carneiro ó Espeto ya había superado las fronteras de Moraña y sus municipios próximos, ya que el grupo de actores espontáneos procedía de Vigo, ciudad en la que el Concello divulgaba el evento gastronómico a través de sus emisoras de radio. Pasadas dos décadas, llegó el alud de comensales.

Todo empezó en los primeros años del siglo XX, cuando a un emigrante procedente de Argentina, y de buena posición económica, se le ocurrió instalar en el suelo dos hierros en forma de cruz, clavarla el suelo y sujetar en ellos un carneiro para que se asase al fuego lento de las brasas.

Llamó la atención y provocó curiosidad entre los vecinos aquella imagen de la Pampa a orillas del río Umia. El segundo referente histórico está registrado en 1960 y su protagonista fue un vecino que solicitó permiso al Concello para asar carneiros los sábados y domingos con la finalidad de atraer turistas y visitantes. Tuvo una buena acogida la idea, pero resultó efímera la experiencia.

En 1965, varios vecinos hicieron pública la necesidad de poner en marcha una fiesta a través de la prensa. Tres años después llega el momento decisivo. Con el cura como promotor, se pone en marcha la Festa da Xuventude, en cuyo programa figuraban competiciones deportivas, carreras de burros, tiro de cuerda y una misa de campaña.

Las empanadas fueron el menú principal de la comida, celebrada en la carballeira de Santa Lucía, que no contaba con bancos, de ahí que los comensales usasen los de piedra ubicados en la calle que discurre por un lateral de la misma, al borde de una calle por la que entonces apenas pasaban vehículos. Algún carneiro se comió, pero no era el plato estrella.

El sacerdote mostró su contrariedad ante el comportamiento vecinal, que consideraba nada correcto durante la celebración del oficio religioso, por lo que ordenó que dejase de celebrarse en la calle para recluirlo en el templo.

La efímera experiencia, que duró dos años, fue el origen de la idea de Laurentino Castro, alcalde de Moraña, que en 1970 puso los cimientos de lo que iba a convertirse en la Festa do Carneiro ó Espeto. El trabajo realizado por dos vecinos, Francisco Ameal y Francisco Casal, fue fundamental en la el arranque y la consolidación de un evento que en sus primeras ediciones era de ámbito local.

Eduardo do Ceal, Elías Ameal y Adolfo Diz fueron los tres primeros asadores. Después llegó O Muiñeiro, y ahora el responsable es Jesús, su yerno.

Todo el pueblo trabajaba para un festejo cuyo punto neurálgico era el bar, gestionado la comisión organizadora. Entonces eran suficientes los carneiros criados en el municipio. Pero, poco a poco, la fama de la fiesta fue extendiéndose, hasta desbordar todos los límites que se habían marcado. La comisión ya no tenía la capacidad necesaria organizarla, por lo que el Concello de Moraña se hizo cargo en 1990.

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