Desciende de la grúa a la que subió para reclamar unas deudas de Factoría Naval

El empresario de Moaña que esta madrugada se subió a una grúa para reclamar la deuda de casi 600.000 euros que, según denuncia, la Factoría Naval de Marín arrastra con su compañía, ha dado por concluida la acción de protesta tras recibir una llamada del Instituto Gallego de Promoción Económica.

Manuel Santomé ha cumplido con la previsión de descender de la grúa cuando se cumplieron aproximadamente diez horas desde que inició la protesta, y ahora espera que la situación ''llegue a buen puerto'' tanto para su empresa como para las demás a las que Factoría Naval adeuda dinero, que ha cifrado en unos 19 millones de euros.

Confía en que el Gobierno autonómico ''no permita los pagarés'' por parte de Factoría Naval, ya que ''al final son todos en blanco y nunca se cobran, con lo que los de abajo -las auxiliares- nos vamos a la ruina''.

Ha asegurado que las diez horas que pasó en las alturas estuvo bien porque disponía de agua y comida pero que la última ya resultó ''bastante dura''.

Santomé, tras ser identificado por agentes de la Policía Nacional que aguardaban a pie de grúa, se marchó a su domicilio en su vehículo particular acompañado de su esposa.

Ésta había declarado durante el acto de protesta de su marido que la empresa que regentaban en Moaña, y que daba trabajo a 38 empleados, está cerrada porque Factoría Naval no le ha pagado ''ni un euro'' a pesar de que el armador del buque que estaban construyendo hizo efectivas las facturas.

''No sé de quién es la culpa. Solo sé que juegan con la vida de las personas, de quien trabaja honradamente y nosotros queremos que nos paguen y que nos devuelvan la vida normal'', proclamó entonces.

Manuel Santomé, de 38 años de edad, decidió encaramarse sobre las 5.00 horas de esta madrugada a la grúa más alta de las que tiene Factoría Naval en su astillero del puerto de Marín desplegando una pancarta en la que se podía leer ''Factoría Naval roba; Xunta de Galicia consiente''.

Santomé explicó que su decisión está directamente relacionada con la deuda que Factoría Naval tiene con su empresa, que alcanza los 597.000 euros y que le ha impedido pagar tanto a sus proveedores como a sus empleados, por lo que ha tenido que afrontar varios procesos judiciales.

Justificó su acción en que tiene sus bienes embargados, le debe a la Seguridad Social, a Hacienda y a otros proveedores.

''Han arruinado mi empresa, en la que tenía 38 trabajadores; han embargado mis vehículos, mis cuentas, la nómina de mi mujer y todo ello porque a estos desgraciados no les da la gana de pagar lo que me deben'', señala una nota que distribuyó entre los periodistas.

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